El caballo que saltaba entre planetas

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El caballo que saltaba entre planetas
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El caballo que saltaba entre planetas. Había una vez un caballo muy especial. Era un caballo mágico que podía saltar entre planetas. Vivía en un rincón del universo, en un planeta pequeño y rocoso llamado Dajan.

El caballo soñaba con conocer otros mundos, pero su vida transcurría entre las mismas piedras y los mismos arbustos. Hasta que un día, mientras saltaba entre unos peñascos, vio algo que nunca antes había visto: un planeta gigante y hermoso, lleno de colores y formas extrañas. El caballo nunca había imaginado que pudiera existir un lugar así.

Emocionado, el caballo se acercó al planeta, pero al intentar saltar hacia él, algo extraño sucedió: el salto no funcionó. El caballo se encontraba atrapado en su propio planeta, sin poder explorar el universo que tanto anhelaba.

Desorientado y confundido, el caballo buscó a alguien que pudiera ayudarlo. Entonces, se acercó a una sabia anciana del planeta, que le explicó que, para saltar entre planetas, necesitaría algo muy especial: una llave mágica.

La sabia anciana le describió la llave como un objeto pequeño y brillante, que solo los más valientes podían conseguir. Pero el caballo estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para obtenerla, así que decidió emprender una misión para encontrarla.

El caballo pasó semanas explorando cada rincón de su pequeño planeta, buscando pistas que lo llevaran a la llave mágica. Recorrió los valles y las montañas, saltó ríos y lagos, hasta que un día, mientras trotaba por el bosque, vio algo brillar en el suelo. El caballo se acercó cauteloso y agachó la cabeza para examinarlo. Era la llave mágica.

El corazón del caballo latía tan fuerte que parecía que fuera a explotar. Había logrado lo imposible, y ahora podía saltar entre planetas como siempre había soñado. Con la llave mágica en la boca, el caballo empezó a correr a toda velocidad, saltando cada vez más alto, hasta que se elevó por el aire y se adentró en el vacío estelar.

Fue así como el caballo empezó su aventura por el universo. Saltaba de planeta en planeta, observando maravillas que jamás había imaginado, descubriendo nuevas formas de vida y colores que nunca había visto antes. El caballo se sentía libre, como si tuviera el universo entero a su disposición.

Pero un día, todo cambió. Mientras saltaba entre las estrellas, el caballo divisó un planeta cuyo aspecto no le gustó nada. Era negro y sombrío, con nubes pesadas y tormentas eternas. El caballo decidió no acercarse, pero algo llamó su atención: una pequeña luz parpadeante, que parecía necesitar su ayuda.

Sin pensarlo dos veces, el caballo se dirigió hacia el planeta. Pero apenas bajó a su superficie, se dio cuenta de que había caído en una trampa. De pronto, se encontró rodeado de seres extraños y amenazantes, que lo capturaron y lo encerraron en un lugar oscuro y frío.

Allí, el caballo se sintió solo y perdido. No sabía cómo salir de allí ni cómo pedir ayuda. Fue entonces cuando escuchó una voz suave y lejana que le hablaba al oído: era la sabia anciana que le había hablado de la llave mágica.

La anciana le dijo que no se rindiera, y que dentro de él había un poder extraordinario que podía ayudarlo a escapar. Fue así como el caballo descubrió que, en su interior, había una energía muy poderosa que le permitía moverse y transformarse. Con esfuerzo y valentía, el caballo logró liberarse de las cadenas que lo ataban y saltó hacia la libertad.

Finalmente, el caballo regresó a su planeta, con la llave mágica en la boca y un poderoso conocimiento en el corazón. Ahora, sabía que había un tesoro aún más grande que la llave mágica: la fuerza interior que todos poseemos y que nos permite superar cualquier obstáculo.

Los días siguientes, el caballo se dedicó a enseñar a sus amigos y vecinos la lección que había aprendido. Hablaba de la fuerza interior, de la valentía y de la importancia de luchar por los sueños. Y de vez en cuando, cuando la noche caía y el cielo se llenaba de estrellas, el caballo iluminaba su pequeño planeta con saltos de colores y luces, recordándole al universo entero que allí, en un rincón del universo, vivía un caballo muy especial.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El caballo que saltaba entre planetas
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