El castillo del rey de los zombis de Halloween

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El castillo del rey de los zombis de Halloween
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El castillo del rey de los zombis de Halloween. Érase una vez, en un reino muy, muy lejano, existía un castillo en medio de la montaña. Pero no era un castillo cualquiera, era el castillo del rey de los zombis, el más temido de todo el mundo. En la noche de Halloween, las criaturas del inframundo se reunían en ese castillo para celebrar la fiesta del terror.

Los aldeanos del pueblo cercano al castillo temían esta noche más que ninguna otra. Se aseguraban de que sus casas estuvieran cerradas y se quedaban en sus habitaciones, en una posición fetal, aterrorizados.

Todo el mundo sabía que si te aventurabas en las profundidades de la montaña, el castillo se alzaría ante ti con sus torres oscuras y sus ventanas vacías. Los aldeanos evitaban pasar por allí y, en su lugar, daban un gran rodeo para llegar a la otra parte del pueblo.

Un año, un pequeño grupo de niños decidió desafiar el peligro y aventurarse en la noche de Halloween hacia la montaña. Escucharon los rumores sobre el castillo del rey de los zombis y querían ver si todo era cierto. Así que salieron de sus casas con sus disfraces preparados y comenzaron la larga caminata.

El camino estaba lleno de peligros, pero a medida que se acercaban al castillo, las historias de miedo cobraban vida. Los árboles parecían bailar alrededor de ellos, haciéndoles sentir que no estaban solos. El viento soplaba con fuerza, llevando consigo el inquietante sonido de los aullidos de los lobos.

Finalmente, llegaron al castillo. Cuando alzaron la vista, sus mandíbulas casi tocaron el suelo. La estructura era mucho más grande y más siniestra de lo que habían imaginado.

Sus pequeños corazones palpitaron de emoción y miedo mientras se acercaban a la puerta. Sin embargo, justo cuando iban a llegar, una figura apareció detrás de ellos. No pudieron verla bien, pero podían sentir la frialdad que salía de su cuerpo.

Los niños giraron sus cabezas para mirar y se encontraron con un zombi. Había salido del castillo para investigar el ruido. Sin embargo, al ver a los niños, no reaccionó como esperaban.

«¿Qué hacéis aquí en la noche de Halloween?», preguntó el zombi, sin muestra alguna de agresividad. «¿Estáis perdidos? Es peligroso estar aquí fuera en esta noche».

Los niños no pudieron sino temblar ante la presencia del zombi, pero uno de ellos logró responder.

«Queríamos saber si los rumores son ciertos», dijo señalando el castillo detrás del zombi. «Queremos conocer al rey de los zombis y…y celebrar el Halloween con él».

El zombi pareció pensarlo un rato, pero finalmente dio un paso hacia atrás y abrió la puerta. «Muy bien, podéis pasar. Pero sólo por un rato. Esta noche, el rey de los zombis está teniendo una fiesta en su castillo. Así que no tardéis en iros».

Los niños entraron al castillo y se sorprendieron por la decoración: todo estaba oscuro y había telarañas por todas partes. Pero luego se dieron cuenta de que la música que se escuchaba provenía de la gran sala.

Cuando abrieron la puerta, encontraron al rey de los zombis. Estaba sentado en un trono hecho de huesos, rodeado de sus súbditos zombis. Todo el mundo estaba disfrazado, como si fuera una fiesta normal de Halloween para humanos.

Los niños se animaron a unirse a la fiesta, pero pidiendo permiso antes. El rey de los zombis pareció confundido, así que los muchachos explicaron su historia. Les contaron cómo habían querido enfrentarse a sus miedos y ver si el rey de los zombis era real. Les explicaron lo asustados que estaban al principio, pero que se habían dado cuenta de que, al final del día, era sólo una fiesta.

El rey de los zombis pareció sorprendido por la historia y por lo valientes que habían sido los niños. Y luego, dijo algo que sorprendió a todos: que estaban invitados a quedarse y celebrar con ellos.

Así, los niños se unieron a la fiesta, bailaron y rieron. Aprendieron que, a pesar de las apariencias, la gente y los zombis no eran tan diferentes después de todo. Incluso, uno de ellos terminó enamorándose de una zombi disfrazada, y pasaron la noche juntos.

Finalmente, cuando la noche terminó y comenzó el amanecer, los niños se despidieron del rey de los zombis y sus súbditos, agradecidos por una experiencia que nunca olvidarían.

Cuando volvieron al pueblo, narraron a todos lo que habían vivido, contando la verdad acerca del rey de los zombis. Y, a partir de entonces, nadie de la localidad temía acercarse a la montaña en Halloween para celebrar el fin de la noche más terrorífica del año.

Desde ese día, los niños aprendieron que los cuentos de terror y los monstruos no siempre son tan aterradores como parecen. Y, que el miedo es sólo algo que nace en la mente y que, a veces, solamente hay que saber enfrentarlo.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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