El conejito que aprendió a ser amable

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El conejito que aprendió a ser amable
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El conejito que aprendió a ser amable. Érase una vez un pequeño conejito llamado Lolo que vivía en un bosque muy lejano. A Lolo le encantaba correr y saltar entre las flores y los árboles, pero también era un conejito muy travieso que a veces podía ser un poco grosero con los demás animales del bosque.

Un día, mientras Lolo se divertía saltando en el fresco césped, se encontró con una mariposa que estaba herida. La mariposa estaba triste y sola, y Lolo se acercó a ella para ver si podía ayudar.

– ¿Estás bien? -preguntó Lolo- ¿Puedo ayudarte en algo?

La mariposa estaba muy asustada y no podía mover sus alas. Lolo entendió que la mariposa necesitaba ayuda, así que la llevó suavemente a su madriguera para cuidar de ella hasta que se recuperara.

Durante varios días, Lolo cuidó de la mariposa herida y le dio todo lo que necesitaba para sanar. Le daba agua, la bañaba, la alimentaba y la calmaba con palabras dulces. En poco tiempo, la mariposa sanó gracias a la amabilidad y el cuidado de Lolo.

A medida que Lolo pasaba tiempo con la mariposa, comenzó a darse cuenta de cuán importante es ser amable con los demás animales. Se dio cuenta de que sus acciones pueden hacer una gran diferencia para alguien más, y de que la amabilidad es una virtud muy valiosa.

Con esta nueva visión del mundo, Lolo decidió que quería ser más amable con los demás animales. Así, empezó a intentar entender cómo se sentían las personas y cómo podía ayudar si alguien necesitaba su ayuda.

Un día, Lolo encontró a una ardilla triste y sola. La ardilla había perdido su nuez favorita y estaba muy triste. Lolo, recordando cómo se había sentido la mariposa herida, se acercó a la ardilla y le preguntó por qué estaba tan triste.

Cuando la ardilla le explicó lo que había pasado, Lolo volvió a su madriguera y buscó una nuez para darle a la ardilla. Le llevó la nuez y le preguntó si podía hacer algo más por ella. La ardilla quedó muy agradecida y emocionada por la amabilidad de Lolo.

Como Lolo se convirtió en un conejito más amable, los otros animales comenzaron a notar la diferencia. Empezaron a acercarse más a Lolo y a disfrutar de su compañía, entonces todos se felicitaban de tener un amigo tan amable y dulce como él.

Lolo entendió que ser amable con los demás era algo muy importante que podía hacer mucho bien. Se daba cuenta de que al hacer algo amable por alguien, estaba haciendo una gran diferencia en el mundo.

Un día, mientras exploraba el bosque, Lolo se encontró con un pequeño pajarito que estaba atrapado en un arbusto y no podía escapar. Lolo, recordando todas las veces que había ayudado a otros animales, se acercó al pajarito y lo sacó del arbusto con mucho cuidado.

Desde ese día, Lolo se convirtió en el conejito más amable que había en todo el bosque. Los otros animales aprendieron que la amabilidad es algo muy valioso y se inspiraron en el ejemplo de Lolo para tratar a los demás de la manera correcta.

Así, Lolo aprendió a ser amable y pasó sus días compartiendo su amabilidad con todos los animales que vivían en el bosque. Si un amigo estaba triste, Lolo siempre lo escuchaba y lo ayudaba. Si un amigo necesitaba ayuda, Lolo siempre estaba ahí para ofrecerla.

Y así, el pequeño conejito se convirtió en un gran ejemplo para los demás animales en el bosque. Aprendió que la amabilidad es una gran virtud y que, si todos trabajan juntos para ser amables, pueden hacer del mundo un lugar mejor para vivir.

Y al igual que Lolo, todos podemos aprender a ser amables con los demás, ayudándonos y compartiendo lo mejor que tenemos. De esta forma, podemos crear un mundo mejor para todos.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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