El Dinosaurio de los Sueños. Había una vez un pequeño dinosaurio llamado Sonny, que vivía en un hermoso bosque lleno de árboles altos y frondosos. Sonny era un dinosaurio muy especial, pues tenía la habilidad de entrar en los sueños de las personas y ayudarles a resolver sus problemas y miedos.
Un día, Sonny decidió salir a explorar el bosque, buscando nuevas aventuras y sueños que visitar. Caminó durante horas, atravesando el espeso follaje, hasta que llegó a una clara en medio del bosque.
En la clara, había un pequeño niño llorando, y Sonny se acercó a él para preguntarle qué le pasaba.
El niño le explicó que tenía miedo de un monstruo imaginario que siempre aparecía en sus sueños, y que no sabía cómo hacer para que desapareciera.
Sonny sonrió con ternura, y le dijo al niño que él podría ayudarlo a vencer a ese monstruo. Entonces, cerró los ojos y se concentró en entrar en el sueño del niño.
Cuando llegó, Sonny vio a un gran monstruo de colores brillantes y con largas garras afiladas, que perseguía al niño por un laberinto interminable. Entonces, Sonny se le acercó y le dijo:
– No temas, pequeño amigo. Juntos podemos vencer a ese monstruo.
El niño se asombró al ver a Sonny en su sueño, pero rápidamente le tomó la mano y juntos comenzaron a correr para escapar del monstruo.
Mientras corrían, Sonny les explicó al niño que él mismo había creado al monstruo en su mente, y que ahora era el momento de eliminarlo para siempre. Para ello, había que enfrentarlo con valor y confianza.
Finalmente, lograron llegar al final del laberinto, donde el monstruo los esperaba. Pero esta vez, el niño no tenía miedo, y Sonny le guió para que le dieran un fuerte abrazo al monstruo.
De repente, el monstruo se desvaneció en el aire, y el niño se sintió más valiente que nunca. Fue entonces cuando Sonny lo despertó, y el niño abrió los ojos para ver a Sonny sonriendo a su lado.
– ¿Y el monstruo? – preguntó con temor.
– Ya se ha ido para siempre – le respondió Sonny. – Ahora puedes dormir tranquilo.
El niño le dio las gracias a Sonny, y juntos regresaron a la clara en el bosque. Allí, Sonny le dio un último abrazo y se despidió, prometiéndole que siempre estaría allí para ayudarlo en sus sueños.
Sin embargo, no fue el único sueño que Sonny visitó esa noche. También encontró a una niña que no podía recordar cómo hacer un pastel de cerezas para el cumpleaños de su madre, y a un hombre que tenía miedo de perder su trabajo en la fábrica.
Para cada uno de ellos, Sonny encontró una solución, siempre guiándolos hacia la confianza y la valentía para enfrentar sus miedos y situaciones difíciles.
Finalmente, al amanecer, Sonny regresó a su hogar en el bosque, con la satisfacción de haber ayudado a tantas personas en sus sueños. Sabía que su tarea era muy importante, y que siempre estaría allí para los que lo necesitaran.
Desde entonces, Sonny se convirtió en el Dinosaurio de los Sueños, un ser mágico y bondadoso que visitaba los sueños de las personas para ayudarlas a resolver sus problemas y miedos.
Y así, cada noche, Sonny exploraba nuevos sueños y aventuras, nunca cansándose de ayudar a los demás. Porque para él, la mayor alegría que podía encontrar era ver a otras personas felices y seguras en sus sueños. Y eso era suficiente para hacerlo feliz a él también.