El Dinosaurio y el Hada

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El Dinosaurio y el Hada
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El Dinosaurio y el Hada. Había una vez un dinosaurio llamado T-Rex que vivía en un bosque mágico en el que habitaban seres de todo tipo. T-Rex era el rey de aquellos bosques y gozaba de una vida tranquila y feliz. Un día, mientras caminaba por su reino, sintió algo extraño y cuando giró la cabeza, vio a un ser muy pequeño y brillante que flotaba en el aire, era un hada.

T-Rex se sorprendió al verla y, a pesar de su instinto salvaje, no la atacó. El hada, al darse cuenta de que el dinosaurio no le haría daño, se acercó un poco más y le habló con dulzura. T-Rex, sin entender cómo era posible que una criatura tan pequeña hablara, abrió sus enormes ojos y escuchó con atención lo que el hada tenía que decir.

– Hola, T-Rex -dijo el hada suavemente. -¿Cómo te va? ¿Te gusta vivir en este bosque encantado?

T-Rex, sin poder creer lo que estaba escuchando, respondió con una voz que parecía un trueno:

– Bueno… sí, la verdad es que sí. -dijo T-Rex un poco desconfiado-. Pero… ¿quién eres tú? ¿Por qué brillas tanto?

El hada sonrió y le respondió:

– Soy un hada. Mi nombre es Luna y soy la protectora de este bosque. Y brillo así porque mi luz es mágica, ayuda a los seres de este lugar a mantener el equilibrio y la paz.

T-Rex se quedó asombrado al escucharla, nunca antes había visto algo así. Pero al mismo tiempo, se dio cuenta de que el hada parecía amable y tranquila, no parecía tener ninguna intención malvada.

– ¿Y qué haces aquí, Luna? -preguntó T-Rex curioso.

– Vengo a pedirte un favor -dijo Luna-. Hay una criatura nueva en el bosque, un ser extraño que no pertenece a este reino. Necesito que lo encuentres y lo traigas aquí para que yo pueda hablar con él.

– ¿Por qué necesitas que yo lo haga? -preguntó T-Rex preocupado-. ¿No puedes hacerlo tú misma?

– No puedo porque mi luz no puede traspasar ciertos lugares en el bosque, y esa criatura se encuentra justo en una de esas zonas -explicó Luna-. Y además, tú eres el rey de estos bosques, así que creo que sería más fácil si lo hicieras.

T-Rex se detuvo a reflexionar. Nunca antes había ido a buscar a alguien en el bosque, y mucho menos a un ser desconocido. Pero Luna parecía estar en una situación difícil, así que decidió ayudarla.

– Está bien -dijo finalmente T-Rex-. Iré a buscarlo.

Luna le agradeció con un destello y le guió por el bosque hasta un lugar donde el camino se hacía cada vez más complicado. La luz del hada se atenuaba poco a poco, hasta que quedaba en completa oscuridad.

– Aquí es donde está -susurró Luna a T-Rex-. Ten cuidado.

T-Rex avanzó con precaución hasta que vio una pequeña luz en la oscuridad. Se acercó poco a poco y vio una criatura extraña, algo parecido a un murciélago gigante.

– Hola -dijo T-Rex amablemente-. Soy T-Rex, el rey del bosque. ¿Puedo ayudarte en algo?

El murciélago lo miró con recelo, pero después de un rato decidió confiar en él.

– Hola T-Rex -dijo la criatura-. Mi nombre es Sombra. Vengo de un lugar muy lejano y estaba buscando un refugio. Pero aquí parece que no encajo.

T-Rex se quedó pensando por un momento. Sabía lo que Luna quería, pero también sabía que Sombra no tenía la culpa de nada. Entonces decidió hacer lo que él creía que era lo correcto.

– Escucha, Sombra -dijo T-Rex-. Yo entiendo que te sientas mal aquí, pero no te preocupes. Este bosque es un lugar mágico, todos tenemos un lugar aquí, incluso tú. Si quieres, te puedo presentar a Luna, ella es la protectora de este lugar, y quizás te pueda ayudar a encontrar tu lugar en el bosque.

Sombra se sintió aliviado al escucharlo, pero al mismo tiempo estaba un poco desconcertado. Pensó que los dinosaurios eran seres malvados y que él no era bienvenido en aquella tierra mágica.

– T-Rex… -dijo Sombra un poco nervioso-. Gracias por tu ayuda. Pero… ¿de verdad crees que pueda encajar aquí?

T-Rex sonrió amablemente y le respondió:

– Claro que sí, Sombra. En este bosque, todos somos bienvenidos, siempre.

Sombra se sintió reconfortado con esas palabras y decidió seguir a T-Rex. Juntos caminaron hasta donde estaba Luna, quien estaba muy contenta de conocer a Sombra. Le habló sobre la magia del bosque y todo lo que podía hacer para encajar allí.

Sombra se sintió muy agradecido y sabía que había encontrado su lugar. Y T-Rex se sintió feliz de haber hecho algo bien para el bosque que amaba.

Desde entonces, todos los seres del bosque vivieron en paz y armonía, y Sombra encontró un hogar sincero y cariñoso en el bosque mágico. Y T-Rex, el rey de todos ellos, valoró aún más el valor de la amistad y la fuerza de la amabilidad para construir un mundo mejor para todos.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El Dinosaurio y el Hada
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