El Dinosaurio y la Tierra de los Sueños. Había una vez un pequeño dinosaurio llamado Tristán, que vivía en un mundo lleno de plantas y animales salvajes. Tristán era diferente a los demás dinosaurios, a él no le gustaba pelear ni ser el más fuerte, le gustaba ayudar a los demás y soñar despierto.
Un día, mientras caminaba por la pradera, se topó con una extraña roca que emitía un brillo especial. Sin pensarlo dos veces, Tristán se acercó y la tocó. En ese momento, un fuerte viento lo arrastró y cayó en un lugar completamente nuevo.
Se encontró en un lugar desconocido, donde el cielo era de colores brillantes y los suelos brillaban. Tristán estaba asombrado y confundido, no sabía dónde estaba ni qué hacer. De repente comenzó a escuchar una melodía que lo hizo sentir en casa.
Siguiendo la melodía, Tristán encontró a una pequeña hada de aspecto juguetón. La hada lo guió por un camino lleno de flores y cascadas, todo era hermoso y diferente a lo que había conocido antes.
Le explicó que estaba en la Tierra de los Sueños, un lugar mágico donde los sueños cobraban vida y las cosas más hermosas podían suceder. Le dijo que aquí los habitantes eran muy amables y se dedicaban a la creación y difusión del arte y la música.
Tristán estaba emocionado, nunca había oído hablar de un lugar tan mágico donde la belleza y la creatividad eran valoradas por encima de todo. La hada lo llevó a conocer a otros seres mágicos y personajes increíbles, como un dragón con alas de mariposa, un unicornio con cuernos de cristal y un pájaro que podía cantar en 20 idiomas diferentes.
Los conocidos de Tristán lo recibieron con los brazos abiertos, le enseñaron sobre la música, el arte y la creatividad. Gracias a ellos, Tristán comenzó a descubrir su verdadero talento, que era la poesía.
Comenzó a escribir pequeños poemas sobre la naturaleza y la amistad, y pronto la gente comenzó a conocer su talento y a apreciarlo. A medida que conocía más y más gente en la Tierra de los Sueños, se dio cuenta de que era un lugar muy especial.
Pero, a pesar de que estaba rodeado de amor y amistad, Tristán no podía dejar de pensar en su hogar y sus amigos en la pradera. Así que decidió que era hora de regresar a su mundo y compartir todo lo que había aprendido en la Tierra de los Sueños.
Después de decir adiós a sus nuevos amigos, Tristán tocó la extraña roca de nuevo y fue transportado de regreso a la pradera.
Al llegar a su mundo, notó que todo había cambiado. Los árboles eran más verdes, los ríos más cristalinos y la vida parecía haber cobrado un nuevo significado. Tristán no podía esperar a compartir todo lo que había aprendido con sus amigos dinosaurios.
Y así fue como Tristán comenzó a escribir poemas y a compartirlos en todo el mundo. Sus amigos se sorprendieron al escuchar su talento y las habilidades que había desarrollado. Se inspiraron y comenzaron a escribir también.
Pronto, todo el mundo se unió para crear una colección maravillosa de poesía sobre la naturaleza y la amistad. Gracias a Tristán, la pradera nunca volvió a ser el mismo. Todo el mundo se había contagiado por la magia y la creatividad de la Tierra de los Sueños.
Desde aquel día, Tristán visitaba la Tierra de los Sueños todas las noches para seguir aprendiendo y compartiendo lo que había descubierto. Y así vivió feliz, siempre acompañado de la música, la poesía y la amistad.
