El Dragón de las Flores

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El Dragón de las Flores
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El Dragón de las Flores. Había una vez un bosque encantado donde vivía el Dragón de las Flores. Era un dragón singular, diferente a todos los demás, ya que su piel estava cubierta de escamas multicolores, parecidas a las flores más hermosas que existen. Los habitantes del bosque le admiraban y le respetaban, pues su belleza era única en el mundo y les llenaba de alegría cada vez que lo veían volar con sus alas enormes llenas de escamas de varios tonos.

A pesar de su belleza y majestuosidad, el Dragón de las Flores siempre se sentía solo en el bosque. Era el único de su especie y, aunque se entendía bien con los animales de la selva, deseaba tener alguien con quien compartir momentos de felicidad y aventura.

Un día, mientras volaba por el bosque, el Dragón de las Flores vio a una ratita muy triste que lloraba desconsolada. Al acercarse para preguntarle qué le pasaba, la ratita le contó que todos sus amigos se habían ido y no sabía cómo encontrarlos de nuevo. El Dragón de las Flores se apiadó de ella y decidió ayudarla en su búsqueda.

Así, los dos amigos recorrieron el bosque en busca de los amigos de la ratita. Preguntaron entre las hojas de los árboles, los charcos de agua y los campos de flores, pero nadie sabía nada. El Dragón de las Flores no se rindió y siguió buscando incansablemente, hasta que encontraron una cueva donde vivían escondidos los amigos de la ratita. Todos los animales estaban muy felices al ver a la ratita y le dijeron que habían estado escondidos para prepararle una sorpresa de cumpleaños muy especial.

El Dragón de las Flores se alegró mucho por la ratita y decidió unirse a la fiesta. Los animales le recibieron con mucha alegría y emoción, pues era la primera vez que veían a otro dragón tan hermoso y diferente. El Dragón de las Flores se divirtió mucho en la fiesta, bailando y cantando con todos sus nuevos amigos.

A partir de entonces, el Dragón de las Flores y la ratita se convirtieron en amigos inseparables y el bosque se llenó de alegría y felicidad gracias a ellos. Cada vez que el Dragón de las Flores volaba por encima del bosque, la ratita saltaba alegremente sobre su lomo y juntos se adentraban en la selva, en busca de nuevas aventuras.

Un día, mientras exploraban una cueva misteriosa, encontraron un hermoso tesoro que brillaba con una luz muy especial. El Dragón de las Flores se emocionó al verlo y decidió compartirlo con sus amigos del bosque. Cogió el tesoro entre sus garras y voló hasta el corazón del bosque para mostrarlo a todos.

Cuando llegó al claro del bosque, vio que todos los animales estaban reunidos, esperando expectantes lo que tenía que mostrarles el Dragón de las Flores. Con un gran gesto, el dragón depositó el tesoro a sus pies y les dijo que ese era su regalo para todos ellos, como agradecimiento por haberle aceptado y por hacerlo sentir parte importante de la selva.

Todos los animales del bosque se emocionaron al ver el tesoro del Dragón de las Flores, que brillaba intensamente y repartía una energía muy especial. Se abrazaron entre ellos y alzaron la vista al cielo, donde el dragón volaba libremente, oculto entre las nubes blancas y las copas de los árboles, sintiéndose feliz y en paz por primera vez en su vida.

Desde aquel día, el Dragón de las Flores se convirtió en el gran protector del bosque, cuidando y protegiendo a todos los animales y ofreciéndoles su amor y su amistad eternamente. Y así, en el corazón del bosque, se alumbró la chispa del amor y la amistad, que nunca jamás dejó de brillar en la vida del hermoso Dragón de las Flores.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El Dragón de las Flores
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