El Dragón y el Barco de los Sueños. Había una vez un dragón llamado Fuego. Vivía en una colina en lo alto de las montañas. Era de color rojo oscuro y su piel brillaba como el fuego mismo. Fuego era un dragón solitario que no tenía amigos ni familia, pero tenía un gran corazón.
Un día, mientras volaba por los bosques cercanos, escuchó a un grupo de animales llorando en una cueva cercana. Se acercó para ver qué estaba pasando y descubrió que una familia de mapaches estaba atrapada en una trampa para cazadores furtivos.
Fuego inmediatamente se ofreció a ayudar. Con sus garras afiladas, logró romper la trampa y liberar a los mapaches. La familia de mapaches estaba increíblemente agradecida y le ofreció a Fuego un banquete en su hogar.
Después de ese día, Fuego visitaba a los mapaches con frecuencia y se convirtió en amigo de toda la familia. Jugaban y compartían historias y comida juntos. Fuego finalmente había encontrado amigos en el bosque.
Sin embargo, un día, cuando Fuego estaba volando por el bosque, encontró a un grupo de animales que parecían estar en peligro. Se acercó más para investigar y descubrió que un cazador furtivo estaba cazando a los animales en el bosque, poniendo trampas y cazándolos con un rifle.
Fuego sabía que tenía que hacer algo al respecto. Voló alrededor del bosque y encontró al cazador furtivo escondido detrás de un árbol. Lo miró a los ojos y le dijo en voz baja pero amenazadora:
– «Si vuelves a poner una trampa en este bosque o disparas a uno de los animales, tendrás que enfrentarte a mí».
El cazador furtivo estaba temblando y se fue corriendo. Fuego había hecho su trabajo y había protegido a sus amigos del bosque.
Pero a medida que la noticia de sus acciones se extendía por el bosque, se hizo más conocido y respetado. Otros animales empezaron a venir a él en busca de ayuda y protección.
Fuego se había convertido en el protector del bosque, el guardián de todos sus habitantes. Ya no estaba solo y había encontrado un gran propósito en su vida.
Los años pasaron y Fuego continuó protegiendo el bosque y sus habitantes. Se convirtió en una leyenda y su nombre se mencionaba con reverencia incluso fuera del bosque. Se había ganado el respeto y el amor de todos los animales del bosque.
Pero a medida que envejecía, Fuego sabía que su tiempo como protector del bosque estaba llegando a su fin. Reunió a todos sus amigos animales y les explicó que su trabajo estaba hecho y que era hora de que dejara el bosque.
Los animales estaban tristes de verlo ir, pero también sabían que había hecho mucho por ellos y que merecía un descanso.
Fuego decidió que quería pasar sus últimos días en la cueva de los mapaches. Quería estar rodeado de amigos cercanos que lo habían ayudado a descubrir su verdadero propósito en la vida.
Allí, en la cueva de los mapaches, Fuego pasó sus últimos años. Era feliz, tenía todo lo que necesitaba para vivir cómodamente y estaba rodeado de amigos amorosos y leales.
Y así, Fuego se convirtió en leyenda en el bosque. Su historia se contaría a generaciones futuras de animales y su legado viviría para siempre. Pero lo más importante para él fue haber encontrado el verdadero significado de la amistad y el propósito en su vida.