El Dragón y el Canto del Fénix

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El Dragón y el Canto del Fénix
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El Dragón y el Canto del Fénix. Había una vez un dragón llamado Drog que vivía en lo profundo de una montaña. Era un dragón solitario, pero no por elección propia. Drog había perdido a su familia durante una cacería de comida, y desde entonces decidió vivir en soledad. Sin embargo, había algo en su corazón que anhelaba la compañía de otros seres, pero se resistía a salir de su cueva y buscarla.

Un día, mientras Drog volaba sobre la montaña, escuchó un canto muy dulce en la distancia. Era una voz tan suave y melodiosa que lo hizo detenerse en seco en el aire. Drog nunca había oído algo así antes, y su curiosidad lo llevó a seguir el sonido, ansioso por saber de dónde venía. Después de un rato, el canto lo llevó hasta una pequeña aldea donde había una hermosa joven cantando junto al río.

La chica se llamaba Luna y era una joven humana que vivía en la aldea. Ella estaba sorprendida al ver a un dragón tan grande acercarse a ella, pero su voz fue lo que atrajo a Drog hacia ella. Luna le dijo que cantaba porque le gustaba y que siempre había soñado con ser una cantante famosa, pero la gente de su aldea no entendía su amor por la música.

Después de esa reunión, Drog visitó a Luna cada vez que podía. Los dos formaron una extraña amistad, pero ambos encontraron algo en común en su amor por la música. A Drog le encantaba escuchar a Luna cantar, y ella adoraba la forma en que Drog rugía cuando sentía su música. Sin embargo, el dragón siempre se aseguraba de que nadie lo viera en la aldea, temeroso de que la gente lo atacara.

Un día, Drog se encontró en peligro cuando un grupo de hombres de la aldea comenzó a atacarlo. Gritaron insultos y lucharon contra él cuando lo vieron acercarse y pensaron que iba a dañarlos. Fue Luna quien se acercó y los convenció de que Drog no era un peligro. Al ver la amistad que tenía con el dragón, la gente comenzó a comprender que no debían temer a lo que es diferente.

Drog y Luna continuaron su reunión, pero ahora era diferente. La gente de la aldea comenzó a ver al dragón con otros ojos y se enamoró del canto de Luna. La joven finalmente tuvo la oportunidad de mostrar su talento y, gracias a la ayuda de Drog, pudo presentarse en un concierto local. Ser una talentosa cantante y presentarse ante el público era todo lo que Luna había deseado, y estaba agradecida por la ayuda de su amigo.

Sin embargo, no todo fue un cuento de hadas. En un momento dado, un grupo de cazadores comenzó a matar dragones. Drog no podía creer lo que veían sus ojos. Al ver la gran cantidad de dragones muertos a su alrededor, su corazón se rompió en mil pedazos. Drog sabía que él era diferente de otros dragones, pero aún así sentía la pérdida de su especie profundamente. Luna se acercó a él lentamente y lo abrazó, sabiendo que nada podía cambiar su tristeza.

Fue entonces cuando Drog se dio cuenta de que debía luchar por su especie. El cántico de Luna había abierto su corazón, y ahora estaba decidido a asegurarse de que otros dragones no fueran cazados o dañados. Luna le prometió que lo ayudaría en su lucha y, juntos, idearon un plan para detener a los cazadores.

Drog se acercó a la aldea junto con los demás dragones. La esencia de Luna fue lo que los llevó allí. Los residentes de la aldea, al principio, saltaron y se sorprendieron al ver a los dragones allí. Pero rápidamente se dieron cuenta de por qué los dragones estaban allí y, en lugar de temerlos, comenzaron a ayudarlos.

Los cazadores fueron derrotados y el pueblo finalmente vio la belleza que yacía dentro de los dragones. Drog se dio cuenta de que no estaba solo en su amor por la música y la amistad, y gracias a Luna, había encontrado un propósito más grande en la vida. Juntos continuaron su amistad, Drog y la Luna, aprendiendo y creciendo juntos día a día, en la alegría y la tristeza, en la luz y en la oscuridad. Fue una verdadera amistad sobre la que se contó en los cuentos, una que duró para siempre.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El Dragón y el Canto del Fénix
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