El Dragón y el Reloj de la Eternidad

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El Dragón y el Reloj de la Eternidad
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El Dragón y el Reloj de la Eternidad. Había una vez un dragón solitario que vivía en lo alto de una montaña. Él se sentía aburrido y triste, pues no había nadie con quien hablar y nada que hacer en su vida. Así que decidió salir a explorar el mundo.

El dragón voló por los cielos, admirando la belleza del mundo y buscando algún lugar donde pudiera establecerse. Pero a medida que viajaba, se dio cuenta de que era difícil encontrar un hogar adecuado para él. Las cuevas eran frías y húmedas, los castillos eran demasiado pequeños para su tamaño y las ciudades estaban llenas de personas que se asustarían al verlo volar.

Después de varios días sin éxito, el dragón decidió regresar a su montaña. Pero en el camino de vuelta, descubrió un pequeño pueblo que no había visto antes. Decidió volar hacia abajo para investigar.

Al aterrizar en el pueblo, el dragón notó que todos los habitantes estaban huyendo de él. Pero él se mantuvo tranquilo y les habló pacíficamente. Los aldeanos no podían creer que el dragón pudiera hablar y parecía amistoso. Después de unos minutos, comenzaron a relajarse un poco y se dieron cuenta de que el dragón no era tan malvado como pensaban.

Sabiendo que era imposible para él vivir en paz en el pueblo, el dragón decidió usar sus poderes para ayudar a los aldeanos con su trabajo cotidiano. Por ejemplo, usaba su llama para quemar los campos, lo cual ayudaba a los agricultores a preparar la tierra para sembrar. También ayudaba a los carpinteros a cortar la madera y a los pescadores a atrapar peces.

Con el tiempo, el dragón se convirtió en amigo de los aldeanos y comenzó a disfrutar de su vida en el pueblo. Finalmente, el dragón se dio cuenta de que había encontrado un lugar donde encajaba. Tenía amigos, un trabajo y una nueva vida emocionante.

Pero un día, el pueblo fue atacado por un grupo de bandidos. Los aldeanos estaban aterrorizados y no sabían qué hacer. Entonces el dragón apareció y les dijo que se escondieran detrás de él. El dragón comenzó a soplar su fuego en los bandidos, y ellos, asustados por el poder del dragón, huyeron rápidamente.

Desde ese día, los aldeanos respetaban aún más a su amigo dragón y lo consideraban como un héroe. Y el dragón estaba feliz, porque finalmente había encontrado su hogar y un propósito en la vida. Ahora, la montaña no era más que un recuerdo lejano, y su futuro se veía brillantemente junto a sus nuevos amigos.

El dragón ayudó a los aldeanos a construir su pueblo, a recolectar alimento, y en turnos lo visitaban para contarle historias. A la vez, el dragón les daba su sabiduría y consejos para poder prosperar en su pueblo.

El pueblo se convirtió en un lugar próspero donde los aldeanos vivían felices y agradecidos de tener a alguien como el dragón a su lado. Y así, el dragón finalmente encontró la felicidad y la amistad que tanto había estado buscando, y vivió feliz por siempre.

El cuento del dragón solitario y su amistad con los aldeanos se convirtió en leyenda y se transmitió de generación en generación. Y aunque el dragón ya no estaba en este mundo, su legado vivió para siempre en la memoria de aquellos que lo conocieron.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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