El Dragón y el Secreto de la Isla Flotante. Había una vez un dragón llamado Trogg que vivía en las montañas más altas y misteriosas del mundo. Trogg era un dragón solitario que anhelaba aventuras y emoción en su vida. Un día, mientras volaba por los cielos, vio una isla flotante en el horizonte. Intrigado por la misteriosa isla, decidió investigar más a fondo.
Trogg sobrevoló la isla, maravillado por su belleza y su rareza. Parecía flotar en el aire sin ninguna explicación lógica. Trogg descendió y aterrizó sobre la isla. A su alrededor, todo estaba cubierto de una espesa niebla que le impedía ver más allá de unos pocos metros. Decidió aventurarse más allá de la niebla, y así descubrir los secretos de la isla flotante.
Mientras Trogg caminaba por la niebla, oyó un sonido extraño que venía de la distancia. El sonido provenía del bosque cercano, así que decidió acercarse para ver qué lo estaba produciendo. A medida que se adentraba en el bosque, la niebla comenzó a disiparse, dejando al descubierto una ciudad mágica y brillante que parecía hecha de cristal.
Trogg se sintió asombrado por la belleza de la ciudad, y se acercó a ella para verla de cerca. De repente, sin previo aviso, un escuadrón de guerreros alados apareció de la nada, blandiendo sus espadas y gritando ferozmente. Trogg se asustó al principio, pero luego decidió que no tenía nada que perder y se preparó para la batalla.
Sin embargo, los guerreros alados no parecían estar interesados en luchar. En cambio, lo llevaron a la ciudad mágica y lo presentaron ante su rey. El rey era un hombre sabio, anciano y encantador que le contó a Trogg la historia secreta de la isla flotante.
Había una vez un poderoso hechicero que vivía en la ciudad mágica. Este hechicero había creado la isla flotante y la ciudad mágica, y había utilizado su magia para mantenerlas ocultas del mundo exterior. Su objetivo era proteger a su pueblo de la guerra y la destrucción que asolaban el resto del mundo.
Trogg se sintió conmovido por la historia del hechicero y por la determinación del pueblo de la ciudad mágica de mantenerse a salvo. Sin embargo, la emoción en su corazón no se aplacó hasta que el rey le hizo una propuesta.
«Dragón Trogg», le dijo el rey. «Nuestro hechicero murió hace mucho tiempo, y nosotros hemos estado protegiéndonos a nosotros mismos con nuestra magia. Pero esa magia está fallando, y nos enfrentamos a una amenaza inminente de invasión. ¿Te unirías a nosotros y lucharías a nuestro lado en defensa de nuestra ciudad?»
Trogg no dudó en aceptar la oferta del rey. Se mezcló con los guerreros alados de la ciudad mágica y lucharon juntos para proteger su hogar. Con la fuerza extraordinaria de su aliento de fuego, Trogg logró repeler a los invasores, frustrando sus planes.
Después de la batalla, Trogg fue aclamado como un héroe por el pueblo de la ciudad mágica. El rey lo nombró protector de la isla flotante, y Trogg se quedó con ellos durante muchos años, disfrutando de la compañía de sus nuevos amigos y protegiendo su hogar mágico.
Finalmente, llegó el día en que Trogg decidió partir. Había visto y experimentado mucho en su vida, pero nada se comparaba con el tiempo que pasó en la ciudad mágica. Se despidió de sus amigos y partió una vez más hacia los cielos, prometiéndoles que siempre estaría allí para ayudar en caso de necesidad.
Desde ese día, Trogg se convirtió en una leyenda en la ciudad mágica. Una leyenda que se repetía una y otra vez con asombro, porque no todos los días se encuentra a un dragón que, en lugar de ser considerado una amenaza, es valorado como un amigo y protector. Y, por supuesto, Trogg nunca olvidó la ciudad mágica, porque una parte de su corazón siempre se quedaría allí, en la isla flotante.