El Dragón y la Puerta al Mundo Mágico. Había una vez un dragón llamado Fire, que vivía en lo alto de una montaña. Fire era un dragón muy solitario, ya que no tenía amigos ni nada que hacer en su cueva.
Fire pasaba la mayor parte de su tiempo durmiendo y mirando por la entrada de su cueva. Siempre deseaba tener un amigo con quien conversar y compartir sus aventuras, pero no sabía cómo encontrar a alguien.
Un día, mientras miraba por su cueva, Fire vio un pequeño pájaro posado en una rama cercana. El pájaro parecía valiente y estaba mirando hacia la cueva de Fire.
Fire se asomó para ver quién era el pájaro y comenzó a acercarse lentamente. El pájaro se mantuvo firme en su lugar, sin moverse ni siquiera un poco.
Cuando Fire llegó al borde de su cueva, el pájaro saltó hacia él y aterrizó en su nariz. Fire estaba un poco desconcertado, pero no se asustó.
El pájaro comenzó a hablar con Fire, y Fire se sorprendió al darse cuenta de que los dos tenían muchas cosas en común.
Después de hablar durante un tiempo, Fire y el pájaro acordaron que debían pasar más tiempo juntos. Fire estaba emocionado por tener finalmente un amigo.
Durante las próximas semanas, Fire y el pájaro pasaron todo su tiempo juntos. Exploraron las montañas que rodeaban la cueva de Fire, volaron por el aire y se divirtieron juntos.
Pero un día, mientras Fire y el pájaro volaban por el aire, un cazador apareció en el horizonte. Fire pudo ver su arco y flechas de lejos, pero no estaba seguro de lo que debía hacer.
El cazador se acercó sigilosamente y comenzó a cargar su arco. Fire sabía que debía hacer algo, así que le pidió al pájaro que se escondiera en su cueva.
Fire se puso en posición para protegerse, y el cazador comenzó a disparar flechas. Fire pudo esquivar las flechas una tras otra, pero se dio cuenta de que el cazador se acercaba cada vez más.
Finalmente, el cazador llegó al borde de la cueva de Fire. Pero antes de que pudiera hacer nada, Fire lanzó un gran chorro de fuego, y el cazador se vio obligado a retroceder.
Fire se sintió un poco asustado y enojado, pero estaba muy contento de que su amigo estuviera a salvo.
Después de ese incidente, Fire y el pájaro se hicieron inseparables. Pasaban todo su tiempo juntos, volando por los aires y haciendo nuevos amigos por el camino.
Un día, mientras exploraban una cueva cercana, se encontraron con un dragón joven que no parecía estar bien. Tenía heridas en todo el cuerpo, y parecía estar en un gran dolor.
Fire y su amigo intentaron hablar con el dragón, pero no parecía estar escuchando. Parecía estar demasiado asustado y nervioso para hablar.
Fire se acercó al dragón y comenzó a sanar sus heridas con su aliento de fuego. El fuego ayudó a curar rápidamente las heridas del dragón, y pronto comenzó a sentirse mucho mejor.
Después de pasar un tiempo curando al joven dragón, Fire y sus amigos se dieron cuenta de que debían ayudar a otros dragones heridos. Decidieron explorar las montañas y buscar a otros dragones necesitados de ayuda.
Pronto, Fire y sus amigos encontraron muchos otros dragones enfermos y heridos. Los ayudaron con sus curaciones, y pronto se ganaron la admiración y el respeto de toda la comunidad de dragones.
Fire se dio cuenta de que sus amigos eran mucho más importantes de lo que imaginaba, y se sintió muy feliz por tenerlos en su vida. Aprendió que la verdadera felicidad venía de ayudar a los demás y estar rodeado de amigos bondadosos y leales.
Así, Fire se convirtió en el dragón más querido e influyente de toda la comunidad dragonesa. Nunca olvidó los buenos momentos que pasó con sus amigos, y siempre ayudó a aquellos en necesidad.
Desde ese día, Fire nunca estuvo solo. Aunque su cueva era solitaria, siempre tenía a sus amigos a su lado, y eso lo hacía sentir más vivo de lo que creía haber sentido jamás.