El Gato y el Unicornio Místico

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El Gato y el Unicornio Místico
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El Gato y el Unicornio Místico. Érase una vez en un bosque encantado, un gato muy inteligente y astuto que se llamaba Sabio. Sabio siempre había sido muy curioso, quería saber todo acerca del mundo mágico que lo rodeaba, hasta que un día tuvo la oportunidad de encontrar al unicornio místico que vivía en el bosque.

Sabio había oído hablar del unicornio desde que era un gato pequeño. Sus amigos gatos en el bosque contaban historias de este ser mágico con un cuerno dorado en la frente, y un pelaje de colores iridiscentes que parecía brillar bajo la luz de la luna. Pero nadie en el bosque había visto al unicornio en persona.

Un día, Sabio decidió que quería saber más sobre el unicornio, así que comenzó a investigar. Habló con todos los animales del bosque, desde los ciervos hasta las mariposas y ardillas, pero nadie parecía saber nada concreto acerca del unicornio.

Fue así que decidió ir a la vieja dama de la sabiduría, una anciana que ayudaba a los animales del bosque en momentos de necesidad. A Sabio le costó convencerla para que le dijera la verdad, pero finalmente la dama, cuyo nombre era Madre Siena, le dijo que el unicornio místico vivía en lo profundo del bosque, en un lugar donde nadie se atrevía a ir.

Sabio se emocionó al escuchar esto. Era una oportunidad única en su vida para conocer al ser más mágico del bosque y quiso ir a buscarlo.

Sabio inició su camino hacia el lugar que Madre Siena le había indicado. Caminó durante horas y horas, pasando por los árboles, los ríos, las flores y las hierbas que crecían alrededor, pero no logró encontrarlo. Se sentía muy cansado, pero no quería intentarlo de nuevo hasta que pudiese localizar al unicornio.

Al día siguiente, con un poco de ayuda del búho más sabio en el bosque, Sabio encontró por fin una cueva en las colinas, en medio del bosque. La cueva tenía una enorme puerta de madera, y justo debajo de ella, estaba el unicornio místico.

Sabio se quedó asombrado por la belleza del unicornio, era tan increíble como todo lo que había imaginado en su mente. El pelaje de colores del unicornio parecía ser de una suave seda, y el cuerno dorado brillaba bajo la luz de las estrellas. Sabio quedó tan cautivado por su belleza que se quedó allí a mirarlo durante horas, sin moverse del lugar.

Cuando finalmente el unicornio lo notó, le preguntó “¿Qué haces aquí pequeño gato?”

Sabio se sintió cohibido y asustado. Contestó con voz suave que buscarlo había sido su intención y que no sabía cómo empezar una conversación con el ser mágico.

El unicornio se sorprendió por la honestidad del gato, así que decidió hablar con él. Le preguntó sobre su vida en el bosque, su familia, sus aventuras y sus sueños.

Sabio estaba encantado de hablar con el unicornio, y compartió cada aspecto de su vida con él. Le contó sus aventuras alrededor del bosque, los amigos que había hecho, los desafíos que enfrentó y las cosas nuevas que había aprendido.

El unicornio lo escuchó con atención y respondió con paciencia a cada pregunta que Sabio tenía, explicándole acerca de la vida y la muerte, la naturaleza y la importancia de la amistad. La conversación se hizo tan interesante que el tiempo pareció volar.

Después de horas hablando, el unicornio le dijo que debía partir, teniendo en cuenta que debía de dormir su siesta diaria. Sabio asintió con la cabeza y se despidió. Antes de irse, el unicornio se acercó a él y acarició su cabeza con el cuerno dorado, entregándole un poco de la magia pura que llevaba en su cuerpo.

A partir de ese día, Sabio comenzó a ver la vida de una manera diferente. Se sintió más conectado con el bosque y los animales que vivían allí. Comenzó a observar las cosas pequeñas, el ritmo de la naturaleza y los movimientos de los seres mágicos que allí habitaban.

Sabio seguía fascinado con el unicornio y no tardó mucho en volver a su cueva. Allí pasaron muchas horas más hablando sobre la vida, el bosque y los propósitos de las cosas en su existencia.

Con mucha gratitud, Sabio partió de vuelta a su hogar, volviendo a su vida normal. Pero ahora sabía que el unicornio estaba allí, en la cueva bajo las colinas, y que siempre estaba a solo un camino de distancia. A partir de esa experiencia, Sabio descubrió cuán grande es la importancia de valorar algo antes de perderlo.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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