El hechizo de la noche de Halloween. Érase una vez, en la noche de Halloween, un pequeño pueblo llamado Hollow Grove. Los niños se vestían con sus disfraces y salían a la calle a pedir dulces. Las casas estaban decoradas con calabazas talladas y telarañas falsas. Era una noche mágica, pero también había un hechizo que envolvía a los habitantes del pueblo.
Una bruja llamada Abigail vivía en una cabaña al otro lado del bosque. Era conocida por ser la más poderosa de todas las brujas del lugar. Pero, un día, mientras experimentaba con sus pociones, se dio cuenta de que algo salió mal. Unas gotas de la poción cayeron sobre la luna llena, y emitieron un extraño brillo de color rojo que se extendió por todo el pueblo.
Las calles se llenaron de una niebla espesa, y el hechizo de la noche de Halloween se convirtió en una realidad. Los habitantes de Hollow Grove se convirtieron en lo que habían vestido esa noche. Es decir, si alguien vestía de vampiro, se convertía en uno de verdad. Si alguien se disfrazaba de zombie, se transformaba en uno.
Los niños del pueblo, al darse cuenta del hechizo, se escondieron en sus casas asustados. Pero, una niña llamada Sofía, no dejaba de pensar en cómo podrían revertir el hechizo y hacer que todo volviera a la normalidad. Ésta, era una niña muy valiente y no se iba a rendir.
Así que, decidió partir a buscar la ayuda de Abigail, la bruja. Después de caminar por el bosque y sortear peligros, llegó a la cabaña de la bruja. Al entrar, se encontró con un lugar lúgubre y oscuro, lleno de telarañas y calderos con pociones humeantes. Pero, a pesar de sentir miedo, se armó de valor y llamó a la puerta.
La bruja Abigail la recibió con desagrado, pero al ver que era una niña, decidió oír su petición. Sofía le contó lo sucedido en el pueblo y cómo el hechizo había convertido a todos los habitantes en lo que habían vestido. Abigail le explicó que la única manera de revertirlo era encontrar una planta mágica que crecía al otro lado del río que estaba al final del bosque, pero que para llegar hasta ella, debían cruzar el puente de piedra.
Sofía aceptó el desafío y partió rumbo al río. Al llegar, encontró el puente de piedra y comenzó a cruzarlo. De repente, del otro lado del río, escuchó un aullido aterrador. Era el lobo que controlaba el puente y no permitía que nadie lo cruzara. Pero, Sofía recordó las enseñanzas de su abuelo y decidió no tener miedo. Fue así que, con su astucia, logró distraer al lobo y cruzar el puente.
Al llegar al otro lado, encontró la planta mágica que Abigail había mencionado. Pero, de repente, escuchó un ruido extraño y vio que una multitud de seres extraños, producto del hechizo de la noche de Halloween, se acercaba. Sofía sintió miedo, pero recordó que no se podía rendir. Así que, utilizando la planta mágica, preparó una pocion con ella para revertir el hechizo.
La lanzó al aire y todo comenzó a brillar. La niebla espesa comenzó a desaparecer y la realidad comenzó a volver lentamente. Los habitantes de Hollow Grove comenzaron a volver a su forma humana y todo volvió a la normalidad.
Abigail, la bruja, no podía creer lo que había sucedido. Agradeció a Sofía por ser tan valiente y regalarle a su pueblo su normalidad. A partir de ese momento, el hechizo de la noche de Halloween nunca más volvió a afectar a Hollow Grove. Y todos los habitantes del pueblo recordaban la valentía de Sofía y el gran coraje que demostró para salvarlos esa noche.
Desde entonces, cada Halloween en ese pueblo, se contaba la historia de la niña que cruzó el puente de piedra y luchó contra el hechizo de la noche. Y se recordaba que a pesar del miedo y el peligro, la valentía y la determinación pueden cambiar el curso de las cosas para siempre.
