El Jardín de las Hadas

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El Jardín de las Hadas
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El Jardín de las Hadas. Érase una vez en un lejano reino, un lugar lleno de magia y encantamiento, donde habitaban hadas, duendes y seres fantásticos que hacían de ese lugar un paraíso mágico.

En este reino, vivía una hermosa hada llamada Adara, quien era conocida por todos por su gran belleza y sabiduría. Adara era amada por las hadas, los duendes y todos los seres mágicos del reino.

Pero a pesar de su belleza y sabiduría, Adara siempre se sentía sola y triste, ya que aún no había encontrado a su verdadero amor. Por mucho que buscó en cada rincón del reino, la hada no lograba encontrar al amor de su vida.

Una tarde, mientras caminaba por los bosques mágicos del reino, Adara se detuvo en un pequeño arroyo para refrescarse. Fue entonces cuando, de repente, se escuchó una suave melodía que provenía del otro lado del arroyo.

Adara, intrigada, decidió seguir la música y pronto llegó a una pequeña cueva en la que encontró a un joven duende tocando una hermosa melodía en su flauta. Era el duende más hermoso que Adara había visto en su vida.

Sin saber cómo explicarlo, Adara sintió algo especial por ese joven duende. A partir de ese momento, no podía sacarse de la cabeza la maravillosa melodía que le había tocado el corazón. Pero había un problema; el joven duende no había notado la presencia de Adara, y ésta no sabía cómo acercarse a él sin asustarlo.

La tristeza volvió al corazón de Adara, pues no sabía cómo hacer para llegar al corazón del joven duende. Así que decidió pedirle a un sabio dragón que tenía la reputación de conocer los secretos del amor, que le ayudara en esta difícil tarea.

El sabio dragón escuchó atentamente el problema de Adara y le dio algunos consejos: «Es normal sentir miedo cuando se trata del amor», dijo el dragón. «Pero no te desanimes, mi querida hada, siempre hay una solución para cada problema. Lo primero que debes hacer es acercarte poco a poco al joven duende, así podrás saber lo que le gusta y lo que no. Y luego, trata de mostrarle tu amor de una manera suave y delicada».

Adara siguió el consejo del sabio dragón y, poco a poco, comenzó a acercarse al joven duende. Primero se presentó, conversaron y se sorprendieron de cuántas cosas tenían en común. La conversación fluyó tan naturalmente que parecía que los dos habían estado esperando este momento durante toda su vida.

Finalmente, el joven duende se dio cuenta de los sentimientos de Adara, y aunque al principio parecía un poco asustado, el amor que sentía por ella comenzó a florecer. Así comenzó la historia de amor entre Adara y el joven duende.

Con el tiempo, Adara y su amado duende se casaron en una ceremonia mágica, a la que asistieron todas las hadas, duendes y seres mágicos del reino.

Desde entonces, el amor de Adara y el joven duende se convirtió en una de las historias de amor más grandes y duraderas del reino. Vivieron juntos por muchos años, llenando el reino con su amor y su alegría, inspirando a otros hadas y duendes a encontrar el amor.

Pasaron los años y, aunque la vida de Adara había sido llena de aventuras, de peleas y de momentos difíciles, lo que más recordaba era esta historia de amor que había cambiado su vida para siempre.

Y es que, al final, lo que realmente importa en la vida es el amor que compartimos con los demás, y el recuerdo que dejamos en los corazones de aquellos que nos aman.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El Jardín de las Hadas
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