El León en el Río

Tiempo de lectura: 4 minutos

El León en el Río
¿PREFIERES UN AUDIOCUENTO?

Si prefieres, puedes escuchar el cuento mientras haces otras tareas

El León en el Río. Érase una vez en el majestuoso río que corría alrededor de la sabana africana, vivía un fuerte y poderoso León. Su nombre era Simón y aunque era un animal magnífico, a menudo se sentía solo. Sentado en su trono de roca, miraba al agua del río que pasaba a sus pies.

Simón nunca había aprendido a nadar y su tamaño imponente siempre lo había hecho temer que se hundiría en el agua. Pero ver a otros animales disfrutando en el agua, como los hipopótamos y los cocodrilos, lo hacía sentir triste y solo. Si tan solo supiera nadar, podría unirse a ellos y disfrutar del agua fresca del río.

Una tarde, mientras se relajaba en su roca junto al río, Simón escuchó un ruido extraño. Al principio pensó que era un hipopótamo, pero luego se dio cuenta de que era un pequeño ratón que estaba luchando por salir del agua. Simón, sorprendido por lo que veía, decidió poner su pata delante para que el ratón pudiera aferrarse y salir del agua.

El ratón murmuró un agradecimiento y se fue corriendo. Simón se sintió bien al haber ayudado al ratón, pero al mismo tiempo se preguntó cómo un animal tan pequeño y frágil podía haber sobrevivido en el río. Decidió que era hora de aprender a nadar para poder ayudar a otros animales en peligro.

Simón empezó a observar a los otros animales del río. Vio cómo los hipopótamos agitaban sus patas para mantenerse a flote y cómo los peces nadaban sin detenerse. Decidió que necesitaba ayuda para aprender a nadar, así que fue donde el sabio y anciano búho.

El búho, con su sabiduría y conocimiento, pudo enseñar a Simón la técnica de nadar. El León aprendió a mantener su cuerpo a flote, a mover sus patas y a respirar en el agua. Luego practicó y mejoró su técnica hasta que pudo nadar río arriba y río abajo.

Cuando Simón sintió que estaba listo, decidió reunir a los animales del río y enseñarles a nadar. Muchos animales estaban asombrados, sobre todo cuando Simón se metió en el agua y empezó a mostrarles cómo nadar. Después de muchas lecciones, los hipopótamos y los antílopes lograron aprender a nadar y disfrutar del agua fresca del río. Simón estaba muy contento de haber podido ayudarlos.

Un día, mientras estaba en el agua junto a sus nuevos amigos, Simón escuchó un ruido extraño. Era el pequeño ratón de nuevo, luchando por salir del agua. Simón se acercó al ratón y lo ayudó a salir del agua. Esta vez, el ratón le agradeció ayudándolo a cazar un delicioso banquete en la sabana africana.

Simón se dio cuenta de que no solo había aprendido a nadar, sino que había hecho amigos y que había hecho la vida mejor para muchos animales alrededor del río. Ahora, en lugar de estar solo y triste, se sentía agradecido por la amistad y la felicidad que había encontrado. Había descubierto que, aunque era un León imponente, era bueno aprender de los demás y que siempre había algo nuevo por descubrir y por aprender.

Desde ese día Simón fue un León muy feliz y un gran amigo del río. Cada vez que alguien necesitaba ayuda en el agua, él estaba allí para ayudarlos. Y como sabía que Juntos eran más fuertes, a menudo pasaba tiempo con los animales del río y la sabana, y juntos podrían explorar el mundo y descubrir nuevas aventuras en la naturaleza. Y así fue como Simón, el León en el río, encontró la felicidad y se aseguró de que muchos otros también la encontraran.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El León en el Río
¿Te ha gustado «El León en el Río»?
¡Compártelo con tus amigos!
Facebook
Twitter
Pinterest
WhatsApp
Email
Imprimir