El León Misterioso

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El León Misterioso
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El León Misterioso. Érase una vez, en la llanura africana, un león misterioso. Nadie sabía de dónde había venido o cómo había llegado allí, pero todos hablaban sobre él. Los animales lo veían sentado en una gran roca, mirando hacia el horizonte con una expresión enigmática. Algunos decían que era un sabio, otros creían que era un hechicero, nadie sabía a ciencia cierta su verdadera naturaleza.

Un día, un pequeño mono llamado Chito decidió acercarse al león. A pesar de que su familia le había advertido que era peligroso, él sentía curiosidad y quería saber más sobre ese león. Así que, con cuidado, se adentró en la llanura.

Cuando llegó junto al león, notó que no era tan grande como se lo había imaginado. El león se dio cuenta de la presencia del mono y movió la cola. «Hola, pequeño mono, ¿qué te trae por aquí?», preguntó el león con una voz profunda.

Chito no supo qué responder al principio, pero luego se animó y le preguntó: «León, dime, ¿por qué eres tan misterioso? ¿Por qué no te mezclas con los demás animales?»

El león sonrió y le respondió: «No es que no me guste estar con los demás animales, es que a veces uno necesita estar solo para poder pensar con claridad. Además, ¿no te gusta a ti tener un lugar secreto al que puedas ir cuando necesitas reflexionar?»

Chito comprendió lo que el león decía y le agradeció por haberle respondido. Desde entonces, empezó a visitar al león en la roca cada vez que quería estar a solas y pensar sobre algo.

Un día, llegó a la llanura un grupo de cazadores furtivos. Estos hombres estaban armados con rifles y buscaban cazar al león misterioso para vender su piel al mejor postor. Los animales de la llanura estaban preocupados, sabían que si los cazadores furtivos lograban atrapar al león, su destino sería terrible.

Chito se enteró de lo que estaba sucediendo y decidió ir a ver al león misterioso.

«León, los hombres vienen para cazarte. Tienes que esconderte, tienes que salvarte», dijo Chito con preocupación.

El león se levantó de la roca y observó a los cazadores furtivos que venían en su dirección. «No te preocupes, pequeño mono. Estaré bien», le respondió tranquilamente.

Los cazadores se acercaban y en su rabia, empezaron a disparar sus rifles. El león corrió hacia ellos y con un movimiento veloz, logró desarmarlos. Los hombres, asustados, huyeron en desbandada.

Desde ese día, todos los animales de la llanura supieron que el león misterioso no era solo un ser enigmático, sino también un león valiente y astuto. Lo pasaron a respetar más y a admirarlo por su gran habilidad.

Chito se acercó de nuevo al león y le dijo: «León, nunca supe que eras tan fuerte. Me alegra que estés bien».

El león sonrió y le respondió: «A veces, uno tiene que mostrar su verdadera fortaleza para que los demás comprendan quién eres en realidad».

Y así, el león misterioso siguió sentado en su roca, observando hacia el horizonte. Pero ya no era visto como un ser enigmático, sino como un gran protector de la llanura africana. Los animales lo admiraban y Chito se sentía orgulloso de su amigo, el león misterioso.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El León Misterioso
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