El León y el Ratón. Érase una vez, en una calurosa jungla africana, un león feroz que se creía el rey de los animales. Solía pasearse por la selva rugiendo su imponente rugido, y todos los demás animales temblaban de miedo ante él. Pero un día, mientras dormía bajo un árbol, el león fue despertado por unos pequeños sonidos. Era el ruido de unas patitas corriendo sobre su lomo. Al abrir los ojos, se dio cuenta de que un pequeño ratón había corrido hasta él.
El león, enfurecido por la interrupción de su sueño, intentó atrapar al ratón en un zarpazo, pero éste se escapó por un agujero en el suelo. Entonces, el león se burló del pequeño animal, diciéndole que era un insignificante ratón y que no debía molestar a un rey como él.
El ratón, sin embargo, sabía que era más astuto de lo que parecía y decidió que algún día volvería a ayudar al león.
Unos días después, mientras el león cazaba su presa en la selva, de repente cayó en una trampa colocada por los cazadores humanos. El fuerte león intentó salir de la trampa, pero aunque intentó con todas sus fuerzas, no logró escapar. Después de varios días atrapado y sin comida, el león comenzó a debilitarse.
Fue en ese momento que el pequeño ratón de la jungla, que había estado viendo todo desde lejos, decidió poner en práctica su plan de ayudar al león. Corrió hasta donde su amigo estaba atrapado y, valientemente, empezó a morder y masticar las cuerdas que sujetaban la trampa. Poco a poco, las cuerdas empezaron a debilitarse y el león volvió a tener esperanza de escapar de la trampa.
Finalmente, después de varios mordiscos y esfuerzos, el ratón logró cortar las cuerdas y liberar al león de su trampa. El león se sintió completamente agradecido y le dijo al ratón:
– Gracias a ti, pequeño ratón, he aprendido que el tamaño no importa y que todos somos importantes. No volveré a menospreciar a nadie nunca más.
A partir de ese día, el león y el ratón se convirtieron en amigos inseparables. El león paseaba por la jungla junto al ratón, cuidándolo y protegiéndolo. Y el ratón, por su parte, se sentía feliz y contento de haber ayudado a su amigo.
Desde entonces, el león supo que, a veces, incluso los más pequeños pueden ser los más valientes y astutos. Y aprendió una valiosa lección: que nunca se debe subestimar a nadie, sin importar cuán pequeño o insignificante pueda parecer.
Y así, la jungla africana se convirtió en un lugar más amistoso y feliz, donde todos los animales aprendieron a respetarse y ayudarse unos a otros. Y el león y el ratón siguieron siendo amigos leales y cariñosos, demostrando que juntos, podemos ser más fuertes y hacer un mundo mejor.
Fin.