El león y el ratón. Érase una vez un león que vivía en la selva y que era temido por todos los animales. Su rugido era tan fuerte que hacía temblar a cualquiera que se encontrase cerca de él. El león era el rey de la selva y se sentía muy orgulloso de ello.
Un día, mientras caminaba por la selva, el león se quedó atrapado en unas ramas que se habían enredado en sus patas. Por más que intentaba liberarse, no lo lograba, y se empezó a preocupar mucho. Fue entonces cuando apareció un pequeño ratón y se acercó a ver qué estaba pasando.
El ratón era muy pequeño y débil en comparación con el león, pero tenía un corazón muy grande y no le importaba arriesgarse por ayudar a los demás. Al ver que el león estaba atrapado, se ofreció a ayudarlo. El león se burló del ratón, diciendo que era demasiado débil para hacer algo por él, pero el ratón insistió en que al menos intentaría ayudarlo.
Así que, el ratón empezó a morder las ramas con todas sus fuerzas, una por una, hasta que logró liberar al león. El león quedó muy sorprendido por lo que había pasado y se sintió muy agradecido por la ayuda del pequeño ratón.
Desde ese momento, el león y el ratón se hicieron amigos y empezaron a pasar mucho tiempo juntos. El león se dio cuenta de que, a pesar de ser diferentes, él y el ratón tenían muchas cosas en común. Los dos eran valientes, generosos y amables, y se ayudaban mutuamente en todo lo que necesitaban.
Un día, mientras caminaban juntos por la selva, el león y el ratón escucharon a unos animales que pedían ayuda en la lejanía. Se acercaron para ver qué sucedía y descubrieron que una mamá elefanta había quedado atrapada en una trampa. El león y el ratón sabían que no podían deshacer la trampa sin ayuda, así que empezaron a buscar a otros animales que pudieran ayudarlos.
Pronto encontraron a una manada de cebras, a una familia de monos y a un grupo de jirafas, y les pidieron su ayuda para rescatar a la elefanta. Todos los animales se unieron para deshacer la trampa y liberar a la elefanta, y finalmente lo lograron.
La mamá elefanta estaba muy agradecida con todos los animales que la habían ayudado, y el león y el ratón se sintieron muy felices de haber ayudado a salvar una vida. Todos los animales se dieron cuenta de que, a pesar de las diferencias que tenían, podían trabajar juntos para lograr grandes cosas y ayudar a los demás.
El león y el ratón se hicieron famosos en la selva por su amistad y porque habían demostrado que la grandeza de un animal no se medía por su tamaño, sino por la grandeza de su corazón. Todos los animales aprendieron a valorar a los demás y a tratarlos con respeto y amabilidad.
Y así, la selva se transformó en un lugar más feliz y armonioso, donde todos los animales aprendieron a trabajar juntos y a valorarse unos a otros. El león y el ratón se convirtieron en grandes líderes y en los mejores amigos que jamás haya habido en la selva.
Desde ese día, el león y el ratón siguieron ayudando a los demás animales en todo lo que necesitaban, y siempre trabajaron juntos para lograr grandes cosas. Siempre se recuerda esta historia en la selva, como un ejemplo de la bondad y la amistad que pueden existir entre seres diferentes.