El León y su Familia. Érase una vez una gran familia de leones que vivía en la sabana africana. Había un papá león, una mamá león, dos hermanas leonas y un pequeño leoncito. El papá león era el rey de la selva y siempre protegía a su familia de cualquier peligro. La mamá león era la encargada de cazar y alimentar a toda la familia. Las dos hermanas leonas eran muy astutas y siempre jugaban juntas, mientras que el pequeño leoncito era muy curioso y le gustaba explorar todo lo que encontraba en su camino.
Un día, el papá león decidió llevar a toda la familia a dar un paseo por la sabana. El pequeño leoncito estaba emocionado por conocer nuevos lugares y ver nuevos animales. Caminaron por horas hasta que llegaron a una gran llanura rodeada por altas colinas. En el centro de la llanura había un enorme árbol que parecía tener cientos de años de antigüedad.
El papá león se acercó al árbol y les explicó a todos que se trataba del Árbol Sabio. Según la leyenda, el Árbol Sabio era capaz de conceder deseos a quien le Hiciera una pregunta muy importante. Todos miraron con asombro aquel árbol extraordinario, pero el pequeño leoncito estaba fascinado por la historia del Árbol Sabio.
La mamá león le advirtió al pequeño leoncito que fuera cuidadoso, que preguntara algo útil y que no se alejara mucho de ellos. El pequeño leoncito asintió con la cabeza y corrió hacia el Árbol Sabio. Se acercó a él y le preguntó cuál era el secreto para ser un gran cazador como su papá.
De repente, el Árbol Sabio empezó a responder y de sus ramas salieron decenas de animales diferentes. El pequeño leoncito no podía creer lo que estaba viendo. Había jirafas, elefantes, gacelas, cebras y muchos otros animales que hablaban. Todos le contaron al pequeño leoncito sus formas de caza, de cómo cazan en grupo, en solitario o cómo se camuflan para atrapar a sus presas.
El pequeño leoncito escuchó atentamente cada una de las historias y aprendió mucho de cada una de ellas. Pero el tiempo pasó volando y pronto empezó a oscurecer. El papá león llamó al pequeño leoncito, pero no obtuvo respuesta. Entonces, empezó a preocuparse y a buscar por todas partes.
Finalmente, después de mucho buscar, encontraron al pequeño leoncito durmiendo debajo del Árbol Sabio, rodeado de animales. El papá león se acercó y lo despertó. Le preguntó si había aprendido algo y el pequeño leoncito le contó todo lo que había aprendido de los animales. El papá león se sintió muy orgulloso de su hijo.
A partir de ese día, el pequeño leoncito se convirtió en el mejor cazador de toda la familia y pudo enseñar a sus hermanas algunos de los trucos que había aprendido de los demás animales. Además, siempre recordaba las enseñanzas del Árbol Sabio y le transmitía sus conocimientos a los demás leones.
Y así, la familia de leones continuó viviendo feliz en la sabana africana. El pequeño leoncito nunca olvidó la importancia de aprender de los demás y siempre fue agradecido con el Árbol Sabio por haberle enseñado tanto. Y por las noches, cuando las estrellas brillaban en el cielo, el pequeño leoncito miraba hacia el Árbol Sabio y le agradecía por haberle ayudado a ser un gran cazador.
