El Lobo y el Guardián de la Noche. Érase una vez un lobo solitario que vivía en el bosque más grande del reino. Todos los demás animales le temían y evitaban al lobo a toda costa. Pero lo que la mayoría de ellos no sabían era que a pesar de su apariencia y temible voz, el lobo era un ser solitario y amable. A menudo, el lobo se quedaba en su guarida contemplando el cielo nocturno, deseando tener alguien con quien compartir sus pensamientos.
Un día, mientras el lobo caminaba por el bosque, vio a un pequeño búho sentado en una rama solitaria. El lobo se acercó para saludarlo con una amistosa sonrisa. El búho se sorprendió al ver que el lobo se aproximaba, ya que siempre había oído historias terribles sobre él. Pero cuando el lobo le habló, descubrió que la reputación del lobo era equivocada.
A partir de ese día, el lobo y el búho se convirtieron en grandes amigos. El búho le enseñó al lobo todo sobre la noche, las estrellas y el bosque. Por su parte, el lobo compartió sus conocimientos sobre la vida en el bosque y cómo sobrevivir en él. Juntos, pasaron muchas noches mirando la luna y las estrellas, con el lobo aullando a la luna, y el búho cantando su canción nocturna.
Un día, mientras caminaban juntos, descubrieron que alguien había cortado parte del bosque. Los árboles estaban siendo talados y los animales se veían confundidos e inquietos. Los dos amigos se preocuparon por el impacto que esto podría tener en su hogar y en los animales que allí vivían. Decidieron entonces que tenían que hacer algo para detener este desastre.
El lobo y el búho decidieron hablar con el guarda nocturno del bosque, ya que él podría tener una solución. Se dirigieron a la cabaña donde el guarda vivía. Tocaron la puerta. Hubo algunos ruidos en el interior antes de que saliera el guarda a inspeccionar quien tocaba a esas horas. Los dos amigos lo saludaron y le contaron sobre la actividad en el bosque. «Sí, lo he visto. Por desgracia, no puedo hacer nada. El rey necesita la madera para construir su palacio y yo solo cumplo órdenes», explicó el guarda.
Ante esta respuesta, el lobo y el búho no se dieron por vencidos. Decidieron hablar con el rey y explicarle lo que estaba sucediendo. Viajaron a lo largo del camino, se adentraron en el castillo y, después de esperar pacientemente, lograron reunirse con el rey. El rey los escuchó atentamente mientras el lobo y el búho explicaban la importancia del bosque para el equilibrio del reino. El rey reflexionó y decidido a tomar acción, les dio la tarea de encontrar una solución pacífica para que todos en el reino quedaran satisfechos.
El lobo y el búho se pusieron manos a la obra. Caminaron por el bosque buscando una solución. Vieron que no solo el bosque estaba siendo afectado, sino también todos los animales que allí vivían. Había algunas aves que no encontraban un lugar seguro para anidar y algunos animales que habían perdido sus madrigueras. Fue entonces cuando el lobo y el búho se dieron cuenta de que la solución era hacer que el pueblo y los animales estuvieran satisfechos.
El lobo y el búho construyeron una plataforma y la presentaron en el palacio para los campesinos. Les explicaron que no era necesario talar los árboles, sino que podían usar algunas ramas y hojas caídas para construir casas y muebles. También dijeron que si se plantaban más árboles, se podrían tener más hojas para hacer papel y así se ahorraría la necesidad de sacrificar el felino.
Los campesinos aceptaron esta propuesta pacífica y agradecieron la intervención de los dos amigos. El rey también se sintió agradecido y encargó a los dos amigos a ser los guardianes del bosque. El bosque volvió a estar en paz y a salvo, y los animales volvieron a tener sus hogares y su hábitat natural.
Desde entonces, el lobo y el búho, trabajaron juntos día y noche, cuidando el bosque y asegurándose de que ningún animal fuera dañado. Los bosques se llenaron de vida, y un sinnúmero de animales se mantuvieron a salvo. La amistad y complicidad entre el lobo y el búho perduró por muchos años, y el bosque siempre fue un lugar tranquilo y próspero para todas las criaturas que lo habitaban.
El rey y los campesinos, agradecidos por el trabajo de los guardianes, construyeron a ambos una guarida acogedora y cálida donde el lobo y el búho vivirían juntos. La guarida se construyó con ramas y hojas del bosque, mostrando que se puede construir de manera sostenible y amigable con el medio ambiente, y siempre recordando que la amistad y el trabajo en conjunto pueden hacer que todo sea posible.