El Lobo y la Princesa de la Noche. Érase una vez una princesa llamada Luna, quien vivía en un reino plagado de maldiciones y oscuridad. La única forma de protegerse era manteniéndose alejada de la noche, se decía que los lobos rugientes acechaban los bosques al oscurecer y que podían devorar a cualquier ser humano que osara enfrentarse a ellos. Luna, sin embargo, era una princesa osada y valiente, y un día decidió aventurarse en el bosque para ver si realmente los lobos eran quienes causaban la maldición.
El cielo estaba oscureciendo, pero ella estaba decidida a encontrar la verdad. Mientras caminaba por el bosque, sintió como si algo la observara desde la oscuridad. Muy pronto, escuchó el aullido de un lobo, seguido de un rugido similar. En el momento en que decidió regresar al castillo, una rama se quebró detrás de ella. Se volvió y allí, entre los árboles, vio los ojos amarillos y brillantes de un lobo.
Sin embargo, en lugar de mostrarse agresivo, el lobo se acercó y se sentó a su lado. Le habló de los rumores malintencionados y falsos que rodeaban a los lobos, y de cómo las personas se estaban alejando de la realidad, adoptando simplemente una actitud temerosa y condenatoria ante ellos. También le enseñó lo noble que podía ser un lobo, y cómo protegían el bosque y las criaturas que lo habitaban.
Así comenzó una extraña amistad entre Luna y el Lobo de la Noche. Los dos compartían historias, conocimientos y secretos cada vez que Luna se aventuraba en el bosque. Pero no todos en el reino se felicitaban con esta relación. Los cortesanos del castillo pidieron a la princesa que pusiera fin a esta imprudente amistad, argumentando que el lobo podría ser peligroso para ella y para otros; pero Luna no les prestó atención.
Un día, una gran tormenta azotó el reino. Los vientos fuertes sacudieron los árboles y la lluvia caía a torrentes. El bosque estaba sumido en la oscuridad, y el camino de regreso a casa parecía interminable. Luna se empezó a preocupar, y en ese momento, vio a su amigo lobo acercarse a ella. El lobo sabía bien del peligro que representaba la tormenta y quiso ayudar a su amiga.
No sin dificultades, el lobo y la princesa llegaron al castillo. Los cortesanos, sin embargo, se volvieron aún más furiosos al ver al lobo guiando a Luna. Inmediatamente mandaron llamar al cazarrecompensas, quien cazaba los lobos del bosque para vender sus pieles al mejor postor.
El Lobo de la Noche fue perseguido y capturado, lo que sumió a Luna en la tristeza y la desesperación. Al sentirse culpable por lo sucedido, Luna trató por todos los medios de liberar a su amigo de la captura del cazarrecompensas, pero cada intento supuso un fracaso. Durante días, estuvo sentada frente a la jaula del lobo, conversando con él.
Un día, el lobo le contó a Luna una historia que ella jamás olvidaría. Una historia de dos amigos, un lobo y una princesa llamada Luna, quienes se encontraron en un bosque oscuro y se convirtieron en amigos. La historia siguió relatando como, ante la adversidad, la lealtad y la amistad había prevalecido. Le explicó que no podría haber encontrado a alguien tan valiente, justo y bondadoso como Luna y que la verdad era evidente: los lobos no eran enemigos, como la gente había pensado siempre.
Tras escuchar la historia, Luna se dio cuenta de que el lobo tenía razón. Debía poner fin a la situación injusta que se encontraba su amigo, ser más valiente y actuar. Luchando contra sus miedos, finalmente confrontó al rey y a los cortesanos, y les hizo saber la verdad sobre los lobos. La gente comenzó a ver la verdad y se unieron en una protesta pacífica a favor de la liberación del Lobo de la Noche.
La felicidad y la alegría volvieron al bosque y al reino. Luna corrió a ver a su amigo en libertad, agradecida de corazón por su amistad. El lobo y la princesa se encontraron de nuevo, tal como había sido antes, bajo la luz de la luna. Juntos salieron del bosque, hacia el reino que los esperaba en paz.
Y así, Luna y el Lobo de la Noche, caminaron juntos bajo la luminosa luna llena. Todo el reino estaba lleno de alegría y felicidad, y la princesa sabía que nunca olvidaría a su amigo lobo, quien enseñó a Luna sobre la valentía, la justicia y la verdadera amistad.