El niño que no tenía amigos

Tiempo de lectura: 4 minutos

El niño que no tenía amigos
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El niño que no tenía amigos. Érase una vez un niño llamado Mateo que no tenía amigos. Mateo era un niño introvertido que le costaba trabajo hacer nuevos amigos. Siempre se sentía solo y triste porque nadie quería estar con él en el recreo, y nadie quería jugar con él en clase.

Mateo intentaba acercarse a otros niños, pero todos parecían estar ocupados o simplemente lo ignoraban. Algunas veces, intentaba hacer chistes o contar historias, pero nunca parecía funcionar. Siempre se sentía como si no encajara en ningún lado.

Un día, Mateo decidió preguntarle a su abuela por qué era tan difícil hacer amigos. Su abuela lo miró con cariño y le dijo:

– Escucha Mateo, hacer amigos no es fácil para muchas personas, pero siempre hay algo que puedes hacer al respecto. La mejor manera de hacer amigos es ser amable y empático. Ponerse en los zapatos de otras personas te ayudará a entender sus necesidades y sentir empatía por ellos. Esto es lo que debes hacer para hacer amigos.

Mateo decidió seguir el consejo de su abuela, y empezó a buscar maneras de ser más empático con los demás. Empezó a preguntarse cómo se sentirían las demás personas en lugar de solo preocuparse por sí mismo. Al hacer esto, se dio cuenta de que la empatía es la clave para la amistad.

Un día, en el parque, Mateo vio a un niño llorando. Se acercó a él y le preguntó qué le pasaba. El niño le dijo que se había perdido y no sabía cómo volver a casa. Mateo, recordando las palabras de su abuela, se puso en el lugar del niño y decidió ayudarlo.

Comenzó a hacerle preguntas para entender exactamente dónde se encontraba el niño y cómo podía ayudarlo. Después de un rato, descubrió que el niño vivía al otro lado del parque. Mateo se ofreció a acompañarlo a casa, y juntos regresaron al barrio del niño.

El niño estaba muy agradecido y le preguntó a Mateo si quería jugar con él en el parque. Mateo se sintió emocionado de ser invitado, y así fue como hizo su primer amigo.

A partir de ese día, Mateo decidió usar su nueva habilidad para ser empático con todas las personas. Descubrió que siempre había alguien que necesitaba su ayuda. Se ofrecía a llevar la mochila de un compañero que tenía dificultades para transportarla, o se quedaba con un niño que estaba solo en el recreo para jugar con él.

Mateo descubrió que al ponerse en el lugar de otras personas y ser amable con ellas, no sólo podía hacer amigos, sino que podía mejorar la vida de las personas a su alrededor. A medida que se hizo más empático, parecía que todo el mundo quería estar cerca de él.

Su empatía se convirtió en su superpoder. Ayudaba a entender mejor a los demás. Mateo ya no se sentía solo y triste porque tenía muchos amigos con los que podía contar. Además, tenía la satisfacción de saber que estaba haciendo una diferencia en la vida de otras personas.

Mientras Mateo crecía, se encontró con más niños que como él, tenían dificultades para hacer amigos. Pero ahora sabía qué hacer. Les enseñaba a todos sobre la empatía, y cómo ponerse en el lugar de los demás es la clave para hacer amigos. Descubrió que enseñar a los demás sobre la empatía era tan importante como practicarla.

Así, Mateo logró crear un círculo de amigos que lo aceptaban y lo querían por ser como era, empático y amable. Aprendió que ser diferente no era un problema, era una fuerza que lo hacía único. Mateo descubrió que la empatía era lo que conectaba a las personas, no sus diferencias.

Y así, Mateo vivió feliz para siempre rodeado de amigos, y la empatía se convirtió en una de las mayores fortalezas de su vida. Les enseñó a los demás cómo ser más empáticos y amables, y logró crear un círculo de amistas eternas.

FIN.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El niño que no tenía amigos
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