El Príncipe y el Dragón. Érase una vez un reino lejano donde vivía un príncipe llamado Rafael. Era conocido en todo el país por su valentía y su bondad. Pero había un pequeño problema, cada vez que Rafael salía a dar un paseo por el bosque se encontraba con un dragón que le molestaba, le arrojaba fuego e intentaba robarle sus alimentos.
El príncipe Rafael no sabía qué hacer, no podía matar al dragón ya que no era cómo él, un ser sin conciencia, pero tampoco podía dejar que lo siguiera atormentado y robando sus cosas. Así que, decidió consultar con el sabio del reino, quien le dio la respuesta que menos esperaba.
– «Príncipe Rafael, debes luchar contra el dragón, pero no con armas ni tampoco con violencia. Debes utilizar la astucia y la inteligencia para vencerlo.»
El príncipe no podía creer lo que estaba escuchando, ¿Cómo derrotar a un dragón con el pensamiento y no con la fuerza? Pero, decidió seguir el consejo del sabio del reino.
Al día siguiente, el príncipe Rafael decidió salir de nuevo a caminar por el bosque, pero esta vez llevó una cesta vacía. Como siempre, el dragón lo encontró y le exigió que le entregara todo lo que llevaba. Pero, el príncipe Rafael, en lugar de entregarle la comida, le ofreció una propuesta.
– «Querido dragón, sé que vienes a saludarme cada vez que salgo a caminar y la verdad, me gustaría que en lugar de robarme mis alimentos, pudiéramos compartirlos juntos. ¿Te parece si llenamos esta cesta vacía de alimentos y los comemos juntos?»
El dragón sorprendido por la propuesta, aceptó la invitación del príncipe Rafael. Juntos, recolectaron frutas, verduras, pan y leche para compartir. Durante la comida, el príncipe Rafael se dio cuenta que el dragón era en realidad una criatura solitaria que había estado robando sus alimentos simplemente para tener alguien con quien compartirlos.
A partir de aquel día, el príncipe y el dragón se convirtieron en buenos amigos y siempre se encontraban para compartir sus alimentos y charlar. El reino entero se sorprendió al enterarse que el príncipe Rafael no había luchado con el dragón, sino que lo había vencido con su corazón bondadoso y su astucia.
Y así, la leyenda del príncipe Rafael y el dragón perduró por generaciones enteras. Las nuevas generaciones contaban cómo el príncipe más astuto y bondadoso de la historia había vencido a un dragón simplemente con amistad y compasión. Y siempre recuerdan que la valentía no se mide por la fuerza física, sino por el coraje para hacer lo correcto en el momento adecuado.
