El Príncipe y el Reino de la Nieve. Érase una vez un hermoso reino cubierto de nieve y hielo. Era un lugar mágico donde los copos de nieve brillaban como diamantes y los ríos parecían de cristal. Sin embargo, en este reino vivía un príncipe llamado Nicolás, que era muy triste.
El príncipe Nicolás vivía en un castillo de hielo y tenía todo lo que podía desear, pero aun así se sentía solo y triste. Había perdido a sus padres en una tormenta de nieve y desde entonces no había vuelto a ser el mismo.
Un día, mientras paseaba por el bosque, Nicolás se encontró con una anciana arrugada que le preguntó por qué estaba triste. Él le contó toda su historia y la anciana le dijo que tenía la clave para devolver la felicidad a su vida.
Le habló del Reino de la Fantasía, un lugar mágico donde todo era posible y donde encontraría lo que estaba buscando. Nicolás no estaba seguro de que esto fuera cierto, pero la anciana le dio un mapa que lo llevaría a este lugar maravilloso.
El príncipe Nicolás guardó el mapa con cuidado en su bolsillo y se marchó sin mirar atrás, decidido a encontrar el Reino de la Fantasía.
El camino no fue fácil, pero Nicolás estaba decidido a seguir adelante. Tuvo que cruzar montañas cubiertas de nieve, ríos helados y bosques oscuros, pero por fin llegó a una colina desde donde se podía ver a lo lejos una puerta de oro.
Cuando Nicolás llegó a la puerta, se encontró con un guardián enorme y fornido que no quería dejarlo pasar. Pero el príncipe le contó su historia y le mostró el mapaya que la anciana le había dado. Entonces, el guardián le abrió la puerta y lo dejó pasar.
El Reino de la Fantasía era un lugar mágico, lleno de colores y sonidos que Nicolás nunca había visto antes. Había árboles que daban frutas que parecían caramelos, mariposas gigantes y flores que cambiaban de color según soplara el viento.
Nicolás estaba asombrado y no sabía por dónde empezar. Pero entonces, una mariposa gigante le habló y le explicó que en este reino se conseguía todo lo que se deseaba. Nicolás no tenía claro lo que quería, pero la mariposa le aconsejó que siguiera su corazón y que encontrara lo que le hacía feliz.
Así que Nicolás siguió su camino pensando en lo que le había dicho la mariposa y decidió que lo que realmente quería era volver a su hogar y encontrar la felicidad. Se dio cuenta de que había estado buscando en el lugar equivocado y que lo que necesitaba estaba en su casa.
Volvió al castillo de hielo y decidió hacer algo diferente para cambiar su vida. Se reunió con todos los habitantes del reino, habló con ellos y les contó su historia. Todos se conmovieron y quisieron ser parte de la solución para que Nicolás pudiera encontrar la felicidad.
La gente del reino le hizo una fiesta increíble, donde lo llenaron de regalos, comida y alegría. Danzaron alrededor de la hoguera y cantaron canciones que hicieron reír a Nicolás.
Después de esa fiesta, Nicolás se dio cuenta de que no estaba solo y que había encontrado amigos que lo quisieron ayudar. Desde entonces, el reino de la nieve volvió a ser un lugar mágico y feliz.
Nicolás entendió que no necesitaba buscar fuera de su reino para ser feliz. Encontró la felicidad en su hogar y con la gente que lo quería. Ahora, cada vez que veía la nieve caer, sonreía y recordaba aquel día en que encontró la felicidad en su hogar. Fin.
