El Príncipe y la Maldición. Érase una vez en un reino muy lejano, donde las flores eran tan grandes como las casas y los ríos tenían el agua más cristalina que cualquier persona pudiera imaginar, vivía un joven príncipe llamado Felipe. Desde que era pequeño, tenía un gran sueño, encontrar el amor verdadero y gobernar con justicia su reino.
Pero había un problema, una maldición había caído sobre el reino y decía que Felipe nunca podría casarse. Las videntes dijeron que si Felipe intentaba casarse, algo horrible sucedería y el reino caería en la oscuridad.
Felipe se preocupó mucho al escuchar esto, al igual que su padre, el rey. Le habían prometido a su hijo que sería el próximo en gobernar el reino, pero sin un heredero, ¿cómo podría gobernar Felpe?
Desde entonces, el príncipe se sentía solo y triste, pero no se rendía, sabía que existía un poco de luz en toda oscuridad y quizás, si alguien podía romper la maldición.
Un día, mientras paseaba por el bosque, Felipe encontró un pequeño pájaro que estaba herido. Rápidamente lo llevó a su habitación y lo curó con cuidado. Después de algunos días, el pequeño pájaro se recuperó y agradecido comenzó a cantar y saltar alrededor del príncipe.
La atención de los sirvientes fue llamada por el canto del pájaro fuera del palacio y la gente se juntó para ver al pequeño pájaro que estaba tan feliz alrededor del príncipe, y se preguntaban ¿Quién era ese chico? Nunca antes lo habían visto de tan buen humor.
Los días pasaron y el príncipe visitaba al pajarito cada vez más, y comenzaron a hablar y hacerse amigos. El pájaro le contó historias de lugares lejanos y la música en su país natal, algo que Felipe nunca había conocido y que hizo que fuera más curioso cada vez. Los dos se volvieron inseparables y pasaron horas enteras juntos.
Un día, mientras Felipe y el pájaro estaban juntos, llegó una hermosa joven del bosque. Su nombre era Laura, y era la más hermosa que Felipe había conocido. Era amable y dulce, y él supo en ese momento, que ella era su amor verdadero.
Days passed and the prince and Laura began to see each other more and more, and as they did, their love grew stronger. However, as much as Felipe wanted to marry her, he was still afraid of the curse. When Felipe confided this to Laura, she smiled and told him that he should never give up hope in love. She believed they could find a way to break the curse together.
Felipe smiled at Laura’s words and he knew that she was right. For the first time in a long time, he felt hope in his heart.
Together, Felipe and Laura searched for a solution to the curse. They asked videntes, they looked in books, and they even sought the advice of a wise old owl. After many long days and sleepless nights, they found the answer. The curse could only be broken if Felipe were to marry his true love, one who he had shared a friendship with before falling in love.
Felipe was overjoyed when he heard this and asked Laura to marry him right away. When they told the people of the kingdom, they were overjoyed and celebrated for days on end. The curse was broken, and peace returned to the land.
Felipe and Laura lived happily ever after, ruling the kingdom with love and grace, just like Felipe had always dreamed. The little bird that had brought them together continued to sing by their side, a constant reminder that hope and love can always find a way.
Fin.