El Príncipe y la Rosa Encantada

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El Príncipe y la Rosa Encantada
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El Príncipe y la Rosa Encantada. Érase una vez en un reino lejano, en donde el príncipe de la región se había enamorado perdidamente de una rosa encantada que crecía en el jardín del castillo. Esta rosa era especial, ya que cada vez que el príncipe se acercaba, ésta dejaba escapar un perfume único y mágico que lo envolvía en un aura de bienestar.

Un día, mientras el príncipe disfrutaba de la belleza de la rosa, ésta dijo con voz suave “quiero ser tuya, pero para ello debes superar tres pruebas”. El príncipe se sorprendió al escuchar la voz de la rosa y de inmediato preguntó: “¿Qué pruebas debo superar para ser tuyo?”, a lo que la rosa respondió: “La primera prueba será superar el miedo, la segunda, la tristeza y la tercera, el perdón”.

El príncipe asintió y se dispuso a realizar las tres pruebas que la rosa le había pedido. La primera prueba consistía en superar el miedo. Para ello, el príncipe debía ir al bosque encantado de los sueños, un lugar en donde los árboles tenían ramas y hojas doradas. El reino entero sabía que el bosque estaba lleno de peligros y monstruos, así que el príncipe estaba decidido a vencer sus miedos.

Cuando llegó al bosque, se topó con un enorme dragón. Una batalla épica se desató entre ambos, pero el príncipe logró derrotar al dragón con habilidad y valentía. La rosa encantada, al ver lo ocurrido, sonrió y felicitó al príncipe por superar la primera prueba.

La segunda prueba consistía en superar la tristeza. La rosa le indicó que debía ir al río de lágrimas, un lugar donde siempre había tristeza y desdicha. Al llegar, el príncipe se percató de que a orillas del río había un grupo de animales tristes y apáticos, que parecían no tener esperanza alguna.

En ese momento, decidió levantar desternillantes gags y se encargó de hacer reír a los animales, uno por uno. De esa manera, logró cambiar su tristeza por alegría y la rosa encantada, al apreciar los esfuerzos del príncipe, sonrió de nuevo y reconoció el éxito del príncipe al superar la segunda prueba.

La tercera y última prueba consistía en superar el perdón. La rosa le pidió que fuera al castillo de la reina malvada, una hechicera que había hecho mucho daño en el pasado. El príncipe, aunque sabía que la reina estaba llena de malas intenciones hacia él, se dirigió al castillo con ánimo y resolución.

Cuando llegó al castillo, la reina lo recibió con hostilidad y desprecio. Pero el príncipe no perdió los estribos, y con muchísima paciencia comenzó a hablarle de sus virtudes y bondades, haciendo hincapié en que el perdón podía sanar cualquier herida.

La reina malvada, impresionada por la amabilidad y la sabiduría del príncipe, comprendió la importancia del perdón y le pidió disculpas por lo que había hecho en el pasado. El príncipe, conmovido por el cambio en la reina malvada, gentilmente la abrazó y le otorgó su perdón.

La rosa encantada, al ver el éxito del príncipe en la última prueba, reveló su verdadera forma y se transformó en una hermosa mujer, que de igual manera ya tenía emociones y vida como él. Se presentó como hija del Bosque, la guardiana de la naturaleza y se casó con el príncipe.

De esta forma, el príncipe descubrió que su amor por la rosa encantada no era en vano, ya que detrás de ella existía una mujer maravillosa, cuyo amor era incluso más intenso que el de la rosa. Juntos iniciaron una nueva vida en el reino lejano, en donde decidieron hacer todo lo posible para mantener la naturaleza intacta y protegida para siempre. Una vez más, el amor triunfó sobre cualquier prueba y obstáculo.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El Príncipe y la Rosa Encantada
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