el pulpo perdido. Érase una vez un pulpo muy curioso que vivía en el fondo del mar. Siempre estaba explorando y descubriendo cosas nuevas. Pero un día, mientras estaba explorando, se perdió. Nadó y nadó, pero no sabía cómo regresar a su hogar.
El pulpo se asustó y empezó a llorar. Pero entonces, una estrella de mar se acercó a él y le preguntó qué le sucedía.
«Me he perdido y no puedo encontrar mi hogar», dijo el pulpo entre sollozos.
La estrella de mar lo animó y se ofreció a ayudarlo. Juntos empezaron a buscar el camino de vuelta a casa.
Caminaron y caminaron, pero no podían encontrar el camino de regreso. Fue entonces cuando vieron a una tortuga que pasaba por allí y les preguntaron si podía ayudarlos. Durante un momento, la tortuga se quedó pensando en lo que podía hacer. Finalmente, tuvo una idea.
«Síganme», dijo la tortuga. «Conozco un lugar donde podemos pedir ayuda».
El pulpo y la estrella de mar la siguieron y llegaron a una cueva en la que vivía un ermitaño. Era un viejo cangrejo sabio que había vivido muchos años en el mar y había aprendido muchos secretos.
«¿Qué les pasa, mis queridos amigos?», preguntó el cangrejo. » ¿Por qué están tan tristes?».
El pulpo les contó la historia de cómo se había perdido y cómo no podían encontrar el camino de regreso a casa. El ermitaño se acercó a ellos y les explicó que podría ayudarlos.
«Es difícil encontrar el camino de vuelta al hogar cuando estás perdido», dijo el cangrejo. «Pero tengo algo que puede ayudarlos. Tengo un mapa del mar que muestra la ubicación de todos los lugares importantes. Incluso puede ayudar a encontrar su hogar».
Rápidamente el cangrejo buscó el mapa y empezó a estudiarlo. Después de unos minutos, sonrió y dijo: «Lo encontré. Su hogar está a solo unos kilómetros de aquí. Pueden llegar allí en poco tiempo».
El pulpo, la estrella de mar y la tortuga se emocionaron y agradecieron al ermitaño por su ayuda. Luego, tomaron el mapa y siguieron las indicaciones del cangrejo hacia el hogar del pulpo.
Cuando llegaron, los amigos del pulpo se sorprendieron de verlo llegar con tantos amigos nuevos. El pulpo les contó todo lo que había sucedido y agradeció a sus amigos por su ayuda.
Desde entonces, el pulpo siempre llevaba consigo el mapa del ermitaño para no volver a perderse en el mar. Y cada vez que encontraba a alguien que se había perdido, él lo ayudaba y compartía su mapa con ellos.
La moraleja de la historia es que siempre debemos estar dispuestos a ayudar a los demás en momentos de necesidad y que nunca debemos tener miedo de pedir ayuda si nos perdemos en nuestro camino. Y si alguna vez te pierdes en el mar, no te preocupes, ¡porque siempre hay alguien que te ayudará a encontrar tu camino de regreso a casa!