El pulpo y la medusa enemiga. Érase una vez, en el fondo del océano, un pulpo llamado Octavio. Octavio vivía en una cueva rocosa, junto con otros animales marinos que eran sus amigos.
Un día, Octavio estaba nadando por el arrecife y encontró algo extraño. Era una medusa que parecía estar perdida y confundida. La pobre medusa se había quedado atrás de su familia porque no podía nadar tan rápido como el resto de ellas.
Octavio decidió ayudar a la medusa y la invitó a su cueva. Los demás animales del arrecife no estaban muy felices con la idea, porque todos sabían lo peligrosas que pueden ser las medusas. Pero Octavio sabía que la medusa no tenía malas intenciones y le parecía injusto dejarla sola en el océano.
Con el tiempo, la medusa y Octavio se convirtieron en buenos amigos. Octavio le enseñó a la medusa cómo moverse por el fondo del océano sin lastimar a nadie con sus tentáculos. Y la medusa le enseñó a Octavio cómo flotar en la superficie del agua y disfrutar del sol que deslumbraba cada vez que aparecía en el cielo.
Pero no todos los animales del arrecife estaban contentos con la amistad entre Octavio y la medusa. En especial, una de las medusas del arrecife no estaba nada contenta. Esta medusa había sido siempre rival de Octavio, porque ambos competían por la comida y el espacio. La medusa celosa no estaba de acuerdo con la amistad entre su enemigo y otra medusa.
Así que decidió hacer algo para separarlos. La medusa celosa empezó a contar mentiras sobre Octavio por todo el arrecife. Dijo que Octavio era peligroso y que no podía confiarse de él.
Al principio, los demás animales marinos no creyeron las mentiras de la medusa celosa. Pero ella insistió con sus palabras y poco a poco, hizo que todos los animales del arrecife dudaran de Octavio.
Con el tiempo, Octavio empezó a darse cuenta de que los animales del arrecife ya no querían estar cerca de él. Se sentía triste y solo, porque estaba perdiendo a sus amigos poco a poco.
Un día, Octavio decidió que necesitaba hablar con la medusa celosa para saber por qué estaba diciendo esas mentiras sobre él. Fue a hablar con ella, pero ella solo lo ignoró y lo trató mal.
Así que Octavio se dio cuenta de que la medusa celosa no era una amiga verdadera y que solo quería hacerle daño. Decidió dejarse llevar por sus sentimientos y le lanzó un tentáculo para tratar de oprimir a la medusa celosa, pero la medusa celosa pudo escapar rápidamente. Después de eso, se sintió muy mal por lo que había hecho y se aisló por un tiempo.
Sin embargo, al final, Octavio encontró una solución para recuperar a sus amigos y deshacer las mentiras de la medusa celosa. Habló con cada uno de los demás animales marinos y les contó la verdad sobre su amistad con la medusa. Les dejó claro que la medusa que había encontrado era buena y no tenía nada que ver con las mentiras que la medusa celosa había estado contando. Los demás animales del arrecife se dieron cuenta de que habían sido manipulados por la medusa celosa y decidieron darle la espalda.
Ahora, Octavio y la medusa viven juntos en la cueva rocosa, felices y sin problemas. La medusa celosa se alejó del arrecife y solo se ve de lejos, muy lejos. Y los demás animales marinos se han dado cuenta de que la amistad entre un pulpo y una medusa es posible y pueden coexistir sin problemas, siempre y cuando nos demos la oportunidad de conocer a los demás en profundidad y no dejarnos llevar por rumores y mentiras.