El pulpo y la sirena amiga. Érase una vez en el fondo del mar, un pulpo llamado Pulpi y una sirena llamada Sire. Vivían en un hermoso arrecife de coral, rodeados de peces de todos los colores y tamaños. Pulpi y Sire eran grandes amigos, y pasaban los días jugando, explorando y buscando aventuras.
Un día, mientras jugaban a esconderse detrás de las rocas, Sire se lastimó la cola en una afilada piedra de coral. Pulpi se preocupó mucho por su amiga, y decidió ir a buscar ayuda. Nadando rápido, llegó hasta la playa y encontró a un grupo de niños jugando en la arena.
-¡Ayuda, ayuda! -gritó Pulpi-. Mi amiga la sirena está herida, ¿pueden ayudarme?
Los niños se asombraron al ver a un pulpo hablando, pero no dudaron en ayudarlo. Decidieron construir una pequeña carretilla con palos y algas del mar, para transportar a Sire hasta el arrecife y que pudiera descansar y recuperarse de su herida.
Con mucho cuidado, los niños pusieron a Sire en la carretilla y la llevaron hasta el arrecife. Allí la cuidaron, curaron su herida y la ayudaron a recuperarse. Mientras tanto, Pulpi les agradeció por su ayuda y les contó las aventuras que él y Sire habían vivido bajo el mar.
Los niños se fascinaron con las historias del pulpo aventurero y la sirena amiga, y se hicieron amigos de Pulpi y Sire. Desde entonces, cada vez que los niños iban a la playa, aprovechaban para visitar a sus amigos del arrecife y jugar con ellos en las profundidades del mar.
Una tarde de verano, mientras jugaban a perseguirse entre las algas, Pulpi y Sire se encontraron con un delfín triste y solitario. Al acercarse, pudieron ver que tenía una aleta lastimada, y le sangraba un poco.
-¿Estás bien? -preguntó Sire preocupada-. ¿Te podemos ayudar en algo?
El delfín les contó que se había lastimado mientras saltaba sobre las olas del mar, y que se sentía triste por no poder hacer actividades con sus amigos delfines. Pulpi y Sire se ofrecieron a ayudar, y prometieron buscar una solución para su problema.
Mientras pensaban en cómo ayudar al delfín, se les ocurrió una idea brillante. Decidieron construir una tabla de madera flotante, con ayuda de los niños de la playa, y la equiparon con una sombrilla y varias flores de colores, para que el delfín pudiera descansar y estar cómodo mientras se recuperaba.
Al ver la tabla flotante, el delfín se emocionó mucho, y agradeció a sus nuevos amigos por ayudarlo. Pulpi y Sire se sintieron felices de poder hacer una buena acción, y juntos disfrutaron una tarde de juegos y risas, mientras el delfín sanaba y recuperaba su energía.
Desde ese día, Pulpi y Sire se convirtieron en defensores de la fauna marina, y ayudaban a todos los animales que encontraban en su camino. Se hicieron famosos por su bondad y generosidad, y muchos de sus amigos de la playa decidieron imitar su ejemplo, y cuidar el mar y sus habitantes de una forma más consciente y responsable.
Así, Pulpi y Sire se convirtieron en leyenda, y su historia se difundió por todo el océano. Cada vez que alguien necesitaba ayuda, le venían a la mente las aventuras del pulpo y la sirena amiga, y se sentía inspirado para ser bueno y hacer el bien.
Y así fue como Pulpi y Sire, gracias a su amistad y a su bondad, lograron enseñar valores importantes a todos los seres que habitan el mar, y se convirtieron en un ejemplo a seguir, por todas las generaciones que vendrían.