El rey y el campesino

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El rey y el campesino
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El rey y el campesino. Érase una vez un rey que vivía en un gran castillo rodeado de lujos y comodidades. El rey era muy poderoso y tenía todo lo que quería, pero siempre se sentía muy solo y vacío.

Un día, mientras paseaba por los campos, se encontró con un campesino que trabajaba en la tierra. El campesino tenía una familia numerosa y trabajaba muy duro para poder alimentar a todos sus hijos.

El rey se acercó al campesino y le preguntó:

– ¿Cómo es que trabajas tan duro todos los días?

– Trabajo para poder darles de comer a mi familia, señor -respondió el campesino con una sonrisa.

– Pero ¿no te cansas de tanto trabajar? -preguntó el rey.

– Por supuesto que me canso, pero tengo que hacerlo. Es mi responsabilidad como padre y esposo -respondió el campesino.

El rey se quedó pensando en las palabras del campesino y decidió invitarlo al castillo para conocerlo mejor. Cuando el campesino llegó al castillo, el rey lo recibió con una gran cena y muchos regalos.

Pero aunque el campesino agradeció los obsequios, se dio cuenta de que el rey seguía sintiéndose muy solo y triste. Entonces, el campesino le dijo:

– Señor, a pesar de que tiene todo, veo que no es feliz.

– Es cierto, campesino. Tengo todo lo que quiero, pero me falta algo -respondió el rey.

– Lo que le falta, señor, es empatía. La empatía es ponerse en el lugar del otro y entender sus sentimientos -respondió el campesino.

El rey no entendió muy bien lo que era la empatía, pero le pidió al campesino que le enseñara. El campesino aceptó el reto y comenzó a visitar al rey todas las semanas para enseñarle sobre empatía.

En una de sus visitas, el campesino llevó al rey a su casa para que conociera a su familia. El rey se sorprendió al ver lo feliz que era el campesino con tan poco, y se dio cuenta de que la familia del campesino era muy unida y amorosa.

El rey también aprendió a escuchar a las personas y a preocuparse por sus problemas. Aprendió a ponerse en el lugar de los demás y a entender sus sentimientos. Y poco a poco, el rey empezó a querer hacer cosas por los demás, en lugar de pensar sólo en sí mismo.

Un día, el rey decidió que quería hacer algo grande por el campesino y su familia. Entonces, mandó construir una casa más grande y cómoda para ellos, y les dio muchos regalos y dinero.

El campesino y su familia se sintieron muy agradecidos por la generosidad del rey, y le dijeron:

– Señor, gracias por todo lo que ha hecho por nosotros. Pero no necesitábamos tanto. Lo que necesitábamos era que alguien se preocupara por nosotros.

El rey entendió lo que el campesino quería decir. No se trataba de los regalos, sino del amor y la atención que había recibido. Se sintió muy feliz de haber hecho algo por los demás, y se dio cuenta de que eso lo hacía sentir mucho más completo y feliz que todas las riquezas del mundo.

Desde ese día, el rey decidió que siempre trataría de ponerse en el lugar de los demás y de preocuparse por sus necesidades y sentimientos. Y así, gracias al campesino, aprendió que la empatía es la clave para ser feliz y disfrutar de la vida.

FIN.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El rey y el campesino
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