El Secreto de la Navidad en el Mundo de los Cuentos. Érase una vez, en el mundo de los cuentos, una pequeña aldea en la que todos los habitantes esperaban con ilusión la llegada de la Navidad. La Navidad era una fecha muy importante para ellos ya que era una ocasión especial para reunirse con amigos y familiares, intercambiar regalos, preparar deliciosas comidas y disfrutar de la alegría y la paz que esa época del año traía consigo.
Sin embargo, había un pequeño problema. En esa aldea, la Navidad se celebraba cada año de la misma manera y la gente empezaba a sentir que algo faltaba: la magia de la Navidad. Ya no sentían esa emoción ni esa ilusión que tenían cuando eran niños y la Navidad era especial.
Así que, un día, decidieron reunirse en la plaza del pueblo para intentar encontrar una solución. Allí estaban los abuelos, que recordaban los buenos tiempos de la Navidad de su infancia, las familias con niños pequeños, que querían algo emocionante para contarle a sus hijos en el futuro, y los jóvenes, que querían recuperar la ilusión de la Navidad.
Después de varias horas de debate, alguien sugirió que quizá la solución estaba en el mundo de los cuentos. Todos palidecieron ante la idea, ya que pocos se habían aventurado en los peligrosos caminos hacia ese mundo mágico y desconocido.
Pero no podían quedarse de brazos cruzados, así que los habitantes de la aldea decidieron formar un grupo de valientes para encontrar la magia de la Navidad en el mundo de los cuentos.
La noche antes de la partida, los sucesos extraños comenzaron a pasar. La luna se oscureció y miles de estrellas brillaron más de lo que nunca lo habían hecho. De repente, apareció en medio de la noche, un anciano vestido de blanco que portaba una varita mágica. Los habitantes de la aldea no podían creer lo que estaban viendo.
— ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?— preguntó el más valiente de ellos.
— Soy el guardián de los cuentos —dijo el anciano—. He notado que están buscando una solución a sus problemas y vengo a darles una mano.
Los aldeanos no podían creer lo que estaban escuchando. Habían oído hablar de él, pero nadie lo había visto antes. Él les preguntó cuál era su problema y les explicaron en detalle lo que les estaba ocurriendo.
—Bien —dijo el anciano—. Entonces les daré la magia que buscan. Pero deben prometerme una cosa.
— ¿Qué cosa? —preguntó el grupo, desconcertado.
— Deben asegurarse de que la Navidad vuelva a ser un momento de amor, paz y unidad en su aldea. Deben traer de vuelta la verdadera magia de la Navidad para que nunca más se pierda.
Los habitantes de la aldea prometieron cumplir su palabra y el anciano, con su varita mágica, los transportó hacia el mundo de los cuentos.
Allí, los aldeanos se sorprendieron por lo que veían. Las historias que habían oído durante su infancia, los personajes mágicos, los bailes, las risas y la música. Se quedaron maravillados, pero lo más importante es que sentían la magia de la Navidad fluyendo a su alrededor.
Pero el anciano les recordó que no estaban allí solo para divertirse, sino también para cumplir su promesa. Les explicó que, al perder la verdadera magia de la Navidad, habían olvidado lo que realmente importaba en esa época: el amor, la paz y el perdón.
Así, los aldeanos comenzaron su misión. Visitaron a todos los personajes de los cuentos que habían perdido la ilusión de la Navidad, los recordaron del valor sentimental de la fecha y los animaron a celebrarla de nuevo.
Conversaron con los sabios de los cuentos, que les dieron valiosos consejos que aplicaron en su aldea para traer de vuelta la verdadera magia de la Navidad. También le recordaron a la gente el significado verdadero de la Navidad y que ésta era una fecha para compartir con la familia, para perdonar y olvidar las diferencias.
Luego de muchos días y aventuras, los aldeanos regresaron a su aldea, pero eran diferentes. Habían encontrado la verdadera magia de la Navidad en el mundo de los cuentos y habían cumplido su promesa. Decidieron poner en marcha todas las enseñanzas y consejos que habían aprendido en el mundo de los cuentos para recuperar la verdadera magia de la Navidad en su aldea.
La Navidad llegó, y todo fue diferente. Se esforzaron por prepararla con amor y cuidado, y cuando llegó el gran día se reunieron alrededor del árbol navideño, que había sido el más hermoso de todos los años.
Estaban todos allí, sonrientes y felices, compartiendo generosamente, hablando, recordando viejas historias y creando nuevas memorias. Los niños estaban felices, jugando con los regalos y disfrutando de la Navidad como nunca antes.
Cuando llegó el momento de irse a dormir, todos sabían que esa había sido la mejor Navidad de sus vidas. Habían recuperado la verdadera magia de la Navidad y siempre la recordarían gracias a su valentía, su perseverancia y su compromiso de cumplir su promesa.
Los habitantes de la aldea sentían que algo había sido restaurado en ellos esa noche. Algo profundo que no podían explicar con palabras, pero que sabían que siempre estaría en sus corazones y que la magia de la Navidad siempre estaría presente en sus vidas porque la habían encontrado en el mundo de los cuentos.