El sombrero de la bruja

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El sombrero de la bruja
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El sombrero de la bruja. Érase una vez en un bosque encantado, vivía una bruja conocida por su gran sabiduría y poderes mágicos. Esta bruja era respetada por todos los animales y seres del bosque, ya que siempre ayudaba y cuidaba de ellos sin pedir nada a cambio.

Un día, mientras la bruja se disponía a salir a recoger hierbas medicinales, encontró un sombrero negro de terciopelo abandonado en su camino. La bruja, intrigada por el sombrero, decidió llevarlo a su casa para examinarlo con mayor detalle.

Al llegar a su hogar, la bruja comenzó a estudiar el sombrero en profundidad y descubrió algo sorprendente: el sombrero tenía poderes mágicos muy poderosos que podrían ayudarla aún más en su tarea de ayudar a todos los habitantes del bosque.

Emocionada por esta revelación, la bruja se probó el sombrero y en ese momento sintió una energía extraña y mágica que la envolvió. Entonces, decidió poner a prueba los poderes del sombrero y se propuso hacer el bien con su ayuda.

La primera tarea que se le presentó fue la de hacer que un pequeño cervatillo enfermo se curara. La bruja se puso el sombrero y conjuró un hechizo poderoso que curó a la criatura en el acto.

A partir de ese momento, la bruja y su nuevo sombrero trabajaron juntos para ayudar a todos los seres del bosque. Cada vez que se presentaba un desafío, la bruja confiaba en el poder del sombrero para ayudarla y lograba solucionar cualquier problema.

Sin embargo, con el tiempo, la bruja comenzó a notar un cambio en su personalidad. La energía del sombrero se había apoderado de ella de tal manera que se volvió arrogante y egocéntrica. Ya no estaba interesada en ayudar a los demás, sino en satisfacer su propio ego.

Los animales y seres del bosque pronto empezaron a notar este cambio en la bruja y dejaron de confiar en ella. Al darse cuenta de esto, la bruja se sintió muy triste y decidió llevar el sombrero de vuelta al lugar donde lo encontró.

Al llegar allí, la bruja se encontró con una anciana, a quien reconoció como su propia madre. La anciana le confesó que en realidad el sombrero pertenecía a su padre, que también era un mago poderoso. Acabó explicándole que el sombrero tenía la capacidad de influir en la voluntad de su portador y que, si éste no era lo suficientemente fuerte, podría ser dominado por él.

Entonces, la bruja entendió que el sombrero había tomado el control de su voluntad y de su personalidad, y se dio cuenta de que eso era lo que estaba causando su cambio en la forma de ser. Tras comprender su error y arrepentirse de su arrogancia, decidió devolver el sombrero a su lugar original y juró que nunca volvería a dejarse dominar por la magia de un objeto.

A partir de ese día, la bruja volvió a ser la misma de antes: una sabia y compasiva protectora del bosque. Aunque había perdido el poder del sombrero, ahora tenía algo que era mucho más importante: la capacidad de comprender los errores y de rectificarlos cuando era necesario.

Desde entonces, la bruja aprendió que el poder no debe ser su objetivo principal, sino la capacidad de hacer el bien y de ayudar a los demás sin esperar nada a cambio. Con esa lección bien aprendida, la bruja siguió ayudando a todos los seres del bosque y ganó de nuevo el cariño y el respeto de aquellos que se habían alejado de ella.

La moraleja de este cuento es que el poder por sí solo no es suficiente para ser feliz. Es importante ser una persona bondadosa y compasiva y luchar por lo que es justo. Así, aunque puede haber momentos complicados y decepciones, el camino correcto siempre dará sus frutos y el éxito vendrá por añadidura.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El sombrero de la bruja
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