La Amistad entre el Dragón y el Caballero

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La Amistad entre el Dragón y el Caballero
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La Amistad entre el Dragón y el Caballero. Hace muchos años, en las tierras de Camelot, vivía un dragón solitario llamado Aiden. Su piel era de un tono rojo sangre y tenía unos enormes ojos amarillos que parecían avivar las llamas que salían de su boca abierta. Aiden era un dragón temido por muchos, ya que su rugido era lo suficientemente fuerte como para hacer temblar la Torre más alta del Palacio Real.

La verdad es que Aiden era un dragón amable y considerado. Vivía en una gran cueva en lo alto de las montañas, bastante alejado de cualquier ser humano que pudiera salir lastimado con su presencia. A menudo, Aiden se sentía muy triste y aislado, ya que la gente de Camelot lo consideraba una bestia peligrosa y malvada que no merecía estar en compañía de los seres humanos.

Pero un día, algo maravilloso ocurrió. El rey de Camelot, Merlín, el mago más sabio del reino, decidió visitar a Aiden en su cueva. Trajo con él una pequeña bolsa llena de caramelos que Aiden podía sentir su olor desde la distancia. Aiden, quien nunca había tenido visitas en su cueva, se sorprendió mucho al ver al mago, pero su corazón latió de emoción cuando se dio cuenta de que Merlín no tenía miedo de él.

Merlín le explicó a Aiden que había venido a visitarlo porque se había enterado de que él se sentía solo y triste. Aiden, conmovido por la bondad de Merlín, aceptó sus caramelos y lo invitó a sentarse con él en su cueva. Y así, a medida que hablaban, Aiden se dio cuenta de que el mago era la persona más sabia y generosa que había conocido en su vida.

Merlín le contó a Aiden cómo Camelot fue fundado y le habló de los valientes caballeros que luchaban por su reino. Aiden nunca había oído hablar de los caballeros antes, pero se sintió muy impresionado al saber que eran hombres fuertes y justos que luchaban por la paz y la justicia de su pueblo.

A partir de ese día, Aiden y Merlín se hicieron amigos inseparables. Merlín visitaba a Aiden con frecuencia y juntos compartían historias y aventuras mientras disfrutaban de los dulces de la bolsa mágica. Aiden también comenzó a querer a los humanos y deseaba conocer el reino de Camelot y sus gentes. Ellos no eran criaturas malvadas como muchos creían, ellos solo temían lo que no entendían.

Un día, mientras Aiden y Merlín estaban sentados en las montañas, observaron al reino de Camelot desde la distancia. Aiden se sintió abrumado por la belleza del lugar y sus gentes, y decidió ir a verlo por sí mismo. Merlín lo instruyó en los protocolos y lo que debía hacer para no asustar a los residentes y así comenzó su camino hacia Camelot.

Cuando Aiden llegó a las afueras del reino, se encontró con un grupo de aldeanos que huían despavoridos al verlo acercarse. Aiden se detuvo y les habló suavemente, explicándoles todo lo que había aprendido de Merlín. Aiden les dijo que él no era un monstruo malvado y les contó sobre su amistad con el mago. Aiden también les enseñó algunos trucos de sus habilidades como arrojar llamas solo para mostrarles que no era una amenaza para ellos.

Poco a poco, los aldeanos comenzaron a ver que Aiden no era nada de lo que temían. Al contrario, descubrieron en él a un amigo, en quien podrían confiar y sentirse a salvo al lado. Aiden recorrió todo el reino para conocerlo más profundamente, siempre acompañado de Merlín y poco a poco, su amistad con los humanos floreció.

Las historias sobre el dragón amigo de los seres humanos se difundieron rápidamente por todo Camelot. Las personas que antes lo temían, comenzaron a verlo como una criatura amistosa y cariñosa y su rugido, que antes era tan temido, se convirtió en una señal de alegría para los niños.

Aiden se convirtió en el protector del Reino, se mantuvo en las afueras, pero siempre alerta ante cualquier amenaza que pudiera surgir. Los caballeros de Camelot, quienes simplemente no creían que Aiden sería aliado de ellos, rogaban porque fuera su aliado, una leyenda de un dragón amigo de los hombres sería perfecto para la historia del lugar.

Y así fue como Aiden se convirtió en el dragón más querido y respetado de todo Camelot. Los niños lo amaban y los caballeros lo admiraban. Se convirtió en una leyenda de bondad y amistad entre las criaturas, y la gente de Camelot se sintió afortunada de tenerlo a su lado.

Aiden ya no era una bestia temida, ahora era respetado y amado por todos en el reino. Y fue gracias a su amistad con Merlín y a su valentía y amabilidad hacia los humanos que logró encontrar su lugar y vencer el aislamiento. Porque cuando algo es extraño, diferente o nuevo, lo desconocido puede infundir miedo y temor en algunos, pero siempre habrá alguien sabio y paciente que lo apreciará por lo que es.

Desde entonces, la historia de Aiden se difundió por el mundo, y muchos dragones solitarios han encontrado amigos humanos, y ahora saben que el miedo a lo desconocido no tiene lugar en sus vidas, pues todo comienza con un simple gesto de amor y amistad.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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