La aventura de Halloween. Érase una vez en una pequeña aldea rodeada de bosques espesos, que estaba llena de vida. En esa aldea vivía una pequeña niña llamada Sofía. Era una niña muy curiosa y siempre estaba buscando aventuras emocionantes. Un día, mientras jugaba en el jardín de su casa, Sofía escuchó a varios niños hablar sobre Halloween. Hablaban de decorar sus casas con calabazas y de disfrazarse con trajes de monstruos y brujas. Sofía estaba fascinada, y decidió que también ella participaría en la celebración.
Sofía le preguntó a su mamá si podía disfrazarse y decorar la casa. Su mamá se rió y le dijo que sí, pero que tendían que comprar todo lo necesario. Sofía estaba feliz y corrió a su habitación para empezar a pensar en su disfraz de Halloween. Después de mucho pensar, decidió que quería disfrazarse de gato negro. Hizo una lista de todo lo que necesitaría y se la entregó a su madre.
Al día siguiente, Sofía y su mamá fueron al mercado a comprar todo lo que necesitaban, desde telas negras y suaves para su disfraz hasta calabazas naranjas para decorar la casa. También compraron velas, caramelos, galletas y muchos otros dulces. Cuando llegaron a casa, Sofía empezó a trabajar en su disfraz, mientras su mamá decoraba la casa. Sofía cortó y cosió la tela negra hasta que finalmente logró el disfraz que había imaginado. Estaba muy emocionada.
Mientras se preparaban para la noche de Halloween, escucharon ruidos extraños afuera. Sofía y su mamá salieron a ver qué era, y se encontraron con una sorpresa. Todos los niños de la aldea habían construido una casa embrujada en el bosque detrás de sus casas. Era una casa que daba miedo, pero al mismo tiempo muy emocionante. Al ver la casa, a Sofía le brillaron los ojos y decidió que tenía que visitarla.
Después de la cena, Sofía se puso su disfraz de gato negro y se preparó para ir a visitar la casa embrujada con sus amigos. Cuando llegaron, la casa estaba oscura y fría, y había sombras aterradoras que se movían en las paredes. Los niños estaban asustados, pero Sofía estaba emocionada. Se acercó a la casa y entró en ella.
Dentro, la casa estaba aún más tenebrosa. Los muebles eran viejos y las habitaciones estaban cubiertas de telarañas. Había velas encendidas por todas partes, y un olor extraño en el aire. A medida que Sofía y sus amigos avanzaban por la casa, se asustaban más y más. De repente, escucharon un ruido en la habitación de al lado.
Sofía abrió la puerta y encontró a un fantasma sentado en una silla. Los niños querían salir corriendo, pero Sofía se acercó al fantasma y le preguntó por qué estaba allí. El fantasma les contó una historia de un niño que vivió hace mucho, mucho tiempo. Dijo que perdió su camino en el bosque y murió. Pero su espíritu todavía estaba allí, y cada Halloween hacía una aparición en la casa embrujada para visitar a los niños.
Sofía y sus amigos se miraron el uno al otro sorprendidos. Habían visto muchos monstruos y brujas esa noche, pero nunca un verdadero fantasma. El fantasma les pidió que lo acompañaran a través de la casa, mostrándoles todas las misteriosas habitaciones que contenía. Así que durante toda la noche, Sofía y sus amigos siguieron al fantasma, explorando la casa embrujada.
Finalmente, el sol empezó a salir. Sofía y sus amigos se despidieron del fantasma y salieron de la casa embrujada. Todavía estaba oscuro afuera, pero las luces de la aldea iluminaban cada callejón.
Sofía regresó a su casa con su mamá y se deslizó en la cama. Había experimentado una noche de Halloween emocionante y aterradora, pero nada podría vencer a la aventura de explorar la casa embrujada con el fantasma. Desde entonces, todos los años, Sofía y sus amigos visitaban la casa embrujada en Halloween, para ver al fantasma una vez más.
La noche de Halloween pasó, y el día amaneció brillante. Las personas comenzaron a salir de sus casas, aún con algunos disfraces puestos y con muchos dulces en sus manos. Sofía y su mamá sacaron todos los dulces y comenzaron a repartirlos a los niños que pasaban. Fue una gran fiesta, con muchos disfraces diferentes y muchas risas. Cuando todo estaba dicho y hecho, Sofía y su mamá se sintieron muy felices de haber tenido un Halloween tan exitoso.
Pero a la noche siguiente, Sofía y sus amigos volvieron a la casa embrujada para ver al fantasma una vez más. Fue otra noche emocionante, llena de sombras y sustos, y una noche que Sofía nunca olvidaría.