La bruja y el arco iris de la tolerancia

Tiempo de lectura: 5 minutos

La bruja y el arco iris de la tolerancia
¿PREFIERES UN AUDIOCUENTO?

Si prefieres, puedes escuchar el cuento mientras haces otras tareas

La bruja y el arco iris de la tolerancia. Érase una vez en un pequeño pueblo escondido entre las montañas vivía una bruja soltera llamada Margo. Ella era diferente a los demás habitantes del lugar. La gente hablaba de ella en susurros y sus miradas se tornaban hostiles cada vez que ella aparecía. Pero Margo no se preocupaba por ello, ella se sentía cómoda en su propia piel.

Sin embargo, un día todo cambió. Una fuerte tormenta sacudió el pueblo y de repente, un arco iris apareció en el cielo, iluminando todo como una promesa de esperanza en medio de la oscuridad. La gente se asomó a sus ventanas y salió de sus casas para verlo, pero lo que sucedió a continuación los dejó atónitos.

El arco iris comenzó a temblar y a perder su color, y en su lugar apareció un hombre vestido con un traje llamativo. La gente pensó que era un mago o un genio, pero él se presentó como el guardián del arco iris de la tolerancia. Explicó que había sido enviado por los dioses para impartir una lección importante al pueblo.

“La tolerancia es un valor esencial que debe ser practicado por todos, sin importar nuestra apariencia o creencias”, dijo el guardián, “Y hoy, vamos a demostrarlo”.

El guardián miró a la multitud con sus brillantes ojos azules y reunió a todos en la plaza del pueblo. “Cada uno de ustedes va a ser transformado en alguien completamente diferente. Vamos a borrar todas las diferencias y a igualarlos a todos en edad, género y color de piel”. La gente estaba un poco nerviosa, pero también emocionada ante tal idea.

Margo, que estaba observando desde lejos, también fue transformada. Ahora parecía una mujer común y corriente, sin rastro de su antigua apariencia de bruja. La gente se sorprendió al verla, pero cuando comenzó la verdadera prueba, todos olvidaron sus diferencias.

El guardián dividió a la multitud en varios grupos y les dio tareas para completar juntos. Las tareas eran simples, pero requerían trabajo en equipo y cooperación. Las personas se movieron y hablaron libremente entre sí, dejando a un lado sus prejuicios y temores.

A medida que pasaba el día, los colores de las ropas y los estilos de cabello comenzaron a volver, pero algo había cambiado en el pueblo. La gente se había vuelto más tolerante, más abierta y menos temerosa de lo desconocido.

Margo, que ahora parecía una mujer común y corriente, también había cambiado. Se dio cuenta de lo mucho que había subestimado a las personas en su pueblo, y aunque ella sabía que nunca sería parte del grupo más popular, al menos ahora había encontrado una manera de ser aceptada.

Después de un buen rato, el guardián se marchó y el arco iris reapareció en el cielo. La gente miró hacia arriba con asombro mientras el guardián desaparecía en un remolino de viento.

Todos regresaron a sus hogares, pero algo había cambiado en el pueblo. La gente se había vuelto más tolerante, más abierta y menos temerosa de lo desconocido. Decidieron celebrar su nueva actitud, organizando un gran picnic en el parque. Todos habían traído platos de comida y bebidas, y la música sonaba en las altavoces. Margo también fue invitada, y por una vez, no se sintió como una extraña.

Ella caminó por la multitud, saludando y hablando con la gente que nunca se había permitido conocer antes. Incluso bailó un poco, tomando la mano de una chica de cabello azul y moviéndose al ritmo de la música.

La noche cayó y la gente comenzó a recoger sus cosas. Fue entonces cuando Margo notó algo extraño en el cielo. La lluvia había comenzado a caer, pero en lugar de las gotas de agua que conocía, estas eran de diferentes colores. El arco iris de la tolerancia se estaba derramando.

Margo corrió hacia el centro del parque, sintiendo las gotas frías en su piel. La gente la seguía, asombrada, mientras las gotas de color se multiplicaban.

“¡Debemos reunir toda el agua del pueblo y hacer un pequeño arco iris!” exclamó Margo emocionada, “De esta forma, podremos tenerlo siempre con nosotros, como símbolo de nuestra tolerancia y unidad”.

Las personas se entusiasmaron con la idea y comenzaron a recoger recipientes, tazas y botellas. Llenaron todo lo que podían y se apresuraron a colocarlos juntos. Cuando estuvo completo, todos se sentaron alrededor del pequeño arco iris, viendo cómo los colores se mezclaban en un maravilloso espectáculo de luz.

La gente se levantó, abrazándose y dándose las gracias por haber aprendido una valiosa lección de la mano del guardián del arco iris de la tolerancia. Margo, rodeada de amigos nuevos y viejos, se sintió en paz y feliz.

El arco iris de la tolerancia nunca desapareció en aquel pequeño pueblo. Continuó apareciendo cada vez que la lluvia caía, para recordarle a todos la importancia de ser tolerante y aceptar lo diferente. Y Margo, la bruja soltera, se convirtió en una persona más feliz, más sabia y más amada que nunca antes había sido.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La bruja y el arco iris de la tolerancia
¿Te ha gustado «La bruja y el arco iris de la tolerancia»?
¡Compártelo con tus amigos!
Facebook
Twitter
Pinterest
WhatsApp
Email
Imprimir