La bruja y el cometa de la libertad

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La bruja y el cometa de la libertad
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La bruja y el cometa de la libertad. Érase una vez en un país lejano, en el que la libertad era una palabra prohibida y nadie la mencionaba por miedo a las represalias. En ese país oscuro vivía una bruja solitaria, conocida por todos como la bruja del bosque. La gente pensaba que tenía poderes malignos y la evitaban en todo momento. Pero la bruja no era mala, solo diferente y detestaba el orden impuesto y la ausencia de libertad. Por eso, siempre observaba desde lejos a la gente del pueblo, que vivía sin poder elegir su futuro y sin poder expresarse libremente.

Cierto día, la bruja del bosque notó un extraño cometa en el cielo, que parecía brillar con una luz especial. Se sintió intrigada por él, sabiendo que la mayoría de las veces significaba una señal importante, así que decidió seguirlo. Comenzó a correr entre los árboles del bosque, guiándose por la luz del cometa. Sabía que su camino no sería fácil, pero estaba decidida a descubrir lo que ese extraño cometa significaba.

Siguió corriendo hasta que llegó a una llanura enorme en la que un grupo de personas se encontraban reunidas. Miró con curiosidad y se acercó sin hacer ruido.

Allí, el cometa se había posado en un gran palo, que había sido clavado en el suelo. Las personas presentes observaban el extraño fenómeno con asombro y admiración, no podían creer que algo así sucediera en su país.

La bruja se acercó a una de las personas del grupo y le preguntó con curiosidad:

-¿Qué sucede aquí? ¿Por qué están todos reunidos?

-¿No lo has oído? Este cometa es un símbolo de libertad y hemos venido a buscarla -respondió la persona un poco confundida, al ver que la bruja no sabía nada sobre lo que sucedía.

La bruja no sabía mucho sobre la libertad, ya que había vivido siempre en soledad en el bosque, pero su corazón comenzó a latir con fuerza al escuchar esa palabra. Una palabra tan prohibida y tabú en su país.

La persona que le había hablado se presentó como Josefa, una mujer que había perdido a su marido y a sus hijos por su lucha por la libertad. La bruja no podía imaginar el dolor que debió sentir esa mujer al perder a los seres que más amaba. Pero su corazón latía con fuerza y sabía que quería unirse a esa lucha por la libertad, por aquéllos que habían perdido sus vidas en la búsqueda de ella.

Así que, sin pensarlo dos veces, se unió al grupo de personas que buscaba la libertad. Siempre con su capa negra y un ramillete de hierbas bajo el brazo, la bruja se sumó a la lucha, aportando su granito de arena en lo que podía. Sus compañeros, de inicio un poco recelosos de su presencia, pronto descubrieron que la bruja del bosque era una aliada en la lucha, con sus habilidades para fabricar brebajes y ungüentos se convirtió en la sanadora del grupo, curando el dolor de aquellos que habían sido heridos en su búsqueda de la libertad.

Los días pasaron y, aunque la búsqueda de la libertad no era fácil, el grupo de personas no se rindió nunca. La bruja, que había vivido siempre alejada de la sociedad, se había dado cuenta de la importancia de la unión y la empatía entre las personas. Había descubierto que, aunque cada uno era diferente, la lucha por la libertad los unía mostrando su verdadera naturaleza.

En una noche oscura, cuando la lluvia caía torrencialmente sobre los presentes, el grupo se encontró en una encrucijada en la que tenían que decidir qué hacer. Sabían que tenían que luchar por la libertad, pero también sabían que el camino hacia ella no era sencillo. Los presentes, ninguno con un consenso decidido sobre la dirección que debían tomar, cayeron en el desconcierto y la desesperación a la luz de las llamas que consumían el fuego del campamento.

Fue en ese momento, cuando la bruja hizo una sugerencia que cambiaría todo. Recordó la luz del cometa en el cielo, y sugirió llamar a ese cometa “el cometa de la libertad”. Compartió con el grupo lo que había presenciado desde su llegada a aquel extraño lugar. Y les propuso que, en honor a la libertad, llevaran la llama del fuego que ardía en el campamento hasta la cima de una gran montaña.

Todos, unidos por la emoción y la fuerza que los unía, aceptaron este desafío. Encendieron antorchas y, guiados por la luz del cometa, comenzaron la carrera hasta la montaña en la que tenían que encender un fuego.

A medida que la gente del pueblo se unía al grupo en su carrera hacia la libertad, el cometa de la libertad comenzó a brillar con más intensidad, guiándolos con su luz. La bruja del bosque, que había sido aislada y considerada peligrosa, se convirtió en una aliada valiosa, la sanadora del grupo, alguien que reconocía la importancia de la unión.

Al llegar a la cima de la montaña, todos unieron el fuego del campamento encendido desde el centro de su corazón, entregándoselo a la bruja para que lo mantuviera vivo.

Y allí, en la cima de aquella montaña, rodeados de amigos y de esperanza, comprendieron que la libertad estaba en ellos mismos. Que, aunque aquel fuego pudiera ser apagado o consumido, la llama de la libertad seguiría siempre encendida en ellos.

La bruja del bosque seguía sosteniendo aquél fuego, que de pronto se convirtió en un milagroso cometa que volaba por encima y brillaba con una luz espectacular. Todos los allí presentes, aun no estando seguros de si habían sido testigos de un sueño o una de las más grandes historias de lucha y esperanza, sabían que esa luz, esa llama fresca, no se extinguiría nunca.

Unidos en su búsqueda de la libertad habían logrado que aquél cometa les guiara a la cima de aquella montaña, donde se encontraba su nuevo hogar. La bruja, que se había unido al grupo por el simple deseo de conocer y aprender, se había dado cuenta de la oportunidad única que tenía de cambiar el mundo.

Y mientras la luz del cometa brillaba en la noche oscura, los presentes supieron que la lucha por la libertad no era un camino fácil, pero que unidos se moverían hacia ella, sin miedo y con valentía, recordando siempre el día en que un extraño cometa les guió hacia un futuro mejor.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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