La bruja y el jardín de las hadas. Érase una vez una bruja llamada Morgana que vivía en la profundidad del bosque. Morgana era una bruja solitaria y siempre estaba buscando formas de hacer cosas mágicas. Un día, mientras exploraba el bosque, descubrió un hermoso jardín lleno de flores maravillosas y árboles frondosos. El jardín estaba lleno de hadas, cada una más hermosa que la anterior.
Morgana decidió acercarse al jardín, pero las hadas, al verla, comenzaron a volar alrededor de ella, asustadas. Morgana se dio cuenta de que su presencia no era bienvenida en el jardín y decidió alejarse.
Pero Morgana no podía dejar de pensar en el jardín de las hadas. Le intrigaba saber quiénes eran las hadas y qué hacían en aquel jardín oculto. Así que decidió volver al jardín, pero esta vez, llegó disfrazada de una amable anciana que sólo quería disfrutar de la belleza del jardín.
Las hadas no la reconocieron y esta vez, Morgana tuvo la oportunidad de explorar el jardín de forma más cercana. Se sorprendió con la belleza de las flores y la suavidad de la brisa que soplaba en el jardín. Las hadas estaban bailando juntas, riendo de felicidad y disfrutando de su día en el jardín.
Morgana se sentó debajo de un árbol y observó a las hadas durante horas. Se dio cuenta de que las hadas eran muy amables y cariñosas entre ellas, así que decidió acercarse y presentarse. Las hadas la recibieron con los brazos abiertos y empezaron a hacer preguntas.
Morgana se sintió cómoda y comenzó a hablarles de su vida y de cómo llegó al bosque. Les explicó que era una bruja solitaria que estaba buscando amigos y compañía. Las hadas sorprendieron a Morgana al invitarla a quedarse y ser parte de su grupo de amigos.
En el jardín de las hadas, Morgana aprendió muchas cosas nuevas. Comenzó a explorar su propia sabiduría y descubrió que las hadas eran criaturas mágicas que podían enseñarle mucho. Las hadas le enseñaron cómo hacer pociones mágicas y conjuros, pero también le enseñaron a cuidar y respetar a los seres vivos del bosque.
Morgana se convirtió en una buena amiga de las hadas y, a medida que el tiempo pasaba, su relación se fortalecía. Las hadas le habían dado un papel en la comunidad del jardín y Morgana estaba feliz de poder ayudar a sus nuevos amigos en todo lo que necesitaban.
Sin embargo, un día, las cosas cambiaron en el jardín. Las hadas comenzaron a sentir la presencia de un malvado ser que estaba intentando entrar al jardín. Las hadas se prepararon para defender su hogar y se armaron con varitas mágicas y hechizos.
Morgana se unió a las hadas en su lucha contra el malvado ser. Pero a pesar de sus esfuerzos, el ser misterioso entró en el jardín y comenzó a causar destrucción. Se acercó al árbol más hermoso del jardín y comenzó a cortarlo con su hacha. Las criaturas del jardín se esforzaron por detenerlo, pero no pudieron.
Viendo la destrucción que el ser estaba causando, Morgana decidió enfrentarlo sin miedo. Con la ayuda del resto de las criaturas del bosque y las hadas, Morgana logró vencer al ser malvado y restaurar la paz a su hogar.
Con el jardín de las hadas ahora seguro y protegido, las criaturas del bosque celebraron con una gran fiesta. Morgana se dio cuenta de que estaba feliz con su vida y con sus nuevos amigos en el jardín de las hadas. Había encontrado la amistad y el amor que había estado buscando y estaba agradecida por la oportunidad de ser parte de ese mundo mágico.
Desde ese momento, Morgana vivió en el jardín de las hadas y se convirtió en una de ellos. El jardín se llenó de magia y alegría, y Morgana siempre se aseguró de que las hadas y las criaturas del bosque estuvieran a salvo. La bruja había encontrado donde pertenecía y era feliz en su nuevo hogar en el bosque con sus amigos en el jardín de las hadas.
