La bruja y el libro de los hechizos. Érase una vez, en un pequeño pueblo rodeado de densos bosques y montañas, vivía una bruja llamada Morgana. A pesar de ser temida por muchos, Morgana era una mujer amable y gentil que siempre estaba dispuesta a ayudar a los habitantes del pueblo. Pero lo que nadie sabía era que tenía un gran secreto guardado en su cabaña.
Allí, en una habitación escondida detrás de un armario, Morgana tenía guardado un antiguo libro de hechizos. Este libro, que había pertenecido a su familia durante generaciones, contenía los hechizos más poderosos y sagrados. Morgana lo había estudiado durante años y había aprendido a dominar todas las artes de la brujería.
Cada noche, cuando todos en el pueblo estaban dormidos, Morgana se encerraba en su habitación y consultaba el libro de hechizos. Con su varita mágica en mano, practicaba los hechizos más complicados e intentaba descubrir nuevos hechizos que pudieran ayudar a los habitantes de su pueblo.
Pero un día, cuando Morgana regresaba de su estudio nocturno del libro, se encontró con una sorpresa desagradable. Al llegar a su cabaña, descubrió que alguien había entrado y había robado el libro de hechizos.
Morgana estaba desesperada. Sabía que aquellos que se encontraran en posesión del libro de hechizos, podrían hacer uso de él para hacer el bien o el mal. Por lo que, sin pensarlo dos veces, se arriesgó a salir en busca del libro de hechizos.
Después de recorrer el pueblo preguntando a todos si habían visto algo sospechoso, Morgana decidió internarse en el bosque. Allí, entre troncos y hojas secas, se encontró con una figura solitaria que se movía con rapidez en dirección opuesta.
Morgana siguió a la figura y, para su sorpresa, llegó hasta una pequeña cabaña abandonada. Al acercarse un poco más, pudo ver a un joven de no más de veinte años, leyendo el libro de hechizos.
Morgana no sabía cómo reaccionar. Por un lado, estaba decepcionada de que alguien ajeno a su familia hubiera tenido acceso al libro de hechizos, pero por otro, su corazón de bruja le decía que aquel joven era diferente.
Con un par de palabras amables, Morgana logró establecer una conversación con el joven. Y después de escuchar su historia, decidió que podía confiar en él.
Resultó que la madre del joven había estado enferma durante años y, aunque habían probado todo tipo de pócimas y remedios, nada parecía funcionar. Fue entonces cuando encontró el libro de hechizos y, en un acto desesperado, decidió intentar utilizar un hechizo de sanación.
Morgana comprendió la situación y, a pesar de que el joven no pertenecía a su familia, decidió enseñarle algunos hechizos sencillos que podrían ayudar a sanar a su madre.
Pero para poder hacerlo, necesitaban encontrar un ingrediente importante: una rara planta que sólo crecía en el bosque más profundo.
Así que, Morgana y el joven partieron hacia el bosque, en busca de la planta que necesitaban. Al internarse en el bosque más profundo, se encontraron con todo tipo de criaturas extrañas, pero Morgana sabía cómo tratar con ellas.
Finalmente encontraron la planta que necesitaban, y el joven utilizó su conocimiento recién adquirido para preparar la pócima. Después de administrar la pócima a su madre, su estado de salud mejoró drásticamente.
Desde aquel día, el joven pasó todo el tiempo posible con Morgana, estudiando y aprendiendo todo lo que podía sobre la brujería y los hechizos. Pero lo más importante, es que aquel joven descubrió su verdadera vocación: ayudar a los necesitados utilizando los poderes de la brujería.
De regreso a su cabaña, Morgana le enseñó cómo utilizar el libro de hechizos de manera responsable, y juntos trabajaron en perfeccionar algunos hechizos para sanar enfermedades y ayudar a aquellos que lo necesitaran.
Años después, aquel joven se había convertido en un brujo con experiencia, capaz de ayudar a los necesitados y de trabajar en equipo con otros miembros de la comunidad de brujos y brujas.
Los habitantes del pueblo nunca supieron todo lo que había ocurrido aquella noche en el bosque, pero Morgana sabía que su secreto estaba a salvo con aquel joven. Y aunque ya no se encontraba sola en el conocimiento del libro de hechizos, Morgana estaba feliz de haber encontrado a alguien en quien confiar y en quien podía confiar su legado.
