La bruja y el pájaro mágico. Érase una vez en un mágico bosque habían una bruja solitaria y un pájaro de colores brillantes. El bosque era su hogar y pasarían las noches bajo la luz de una gran luna, compartiendo historias.
Una noche, la bruja estaba recogiendo hierbas cuando encontró al pájaro magico medianenado. Él parecía en problemas y la bruja le ofreció su ayuda. El pájaro le contó que había perdido su varita mágica y no podía regresar a su hogar sin ella. La bruja, conmovida por la historia del pequeño pájaro, se ofreció a ayudarlo.
Decidió acompañarlo en su búsqueda y juntos comenzaron a buscar la varita del pájaro. A lo largo del camino, se encontraron con varios animales, que ofrecieron su ayuda. La bruja no confiaba en los demás y pensó que debía ser cautelosa, pero el pájaro magico confiaba en todos y eso la hacia cambiar de opinión.
Después de varios días de búsqueda, encontraron la varita en una pequeña cueva escondida. Fue entonces cuando el pájaro mágico se dio cuenta de que había perdido su capacidad para volar sin su varita y no podía regresar a su hogar. La bruja ofreció su ayuda, pero no estaba segura de cómo podría ayudarlo.
Entonces, el pájaro mágico tuvo una idea y le preguntó a la bruja si ella sabía cómo hacer una poción de alas. La bruja se sorprendió por la pregunta pero, sin dudarlo demasiado, aceptó el desafío. Tenían que encontrar los ingredientes de la poción y la bruja sabía exactamente cómo hacerlo.
Juntos, buscaron los ingredientes y los mezclaron con cuidado. La bruja sabía que la poción de alas era una receta secreta y peligrosa, pero no le preocupaba porque la usaba solo para hacer el bien. Después de horas de trabajo duro, finalmente la poción de alas estaba lista.
El pájaro mágico bebió la poción y de repente, sus alas se volvieron enormes y brillantes. La bruja se sorprendió y sintió una alegría indescriptible, porque había logrado hacer algo que parecía imposible.
El pájaro mágico agradeció a la bruja y le preguntó si le gustaría acompañarlo a su hogar. La bruja, sorprendida, aceptó sin dudarlo. El pequeño pájaro quería devolver toda la ayuda que había recibido de la bruja y viajar con ella era la mejor forma de hacerlo.
La bruja y el pájaro mágico volaron juntos por encima del bosque, y por primera vez, la bruja se sintió como si estuviera volando. Se sentía libre, libre de preocupaciones y libre de todo lo que la había retenido antes en la vida.
Finalmente, llegaron al hogar del pájaro mágico, una hermosa y grande montaña, con vistas espectaculares de todo el mundo. La bruja estaba sorprendida, nunca pensó que encontraría algo tan maravilloso en su vida.
El pájaro mágico estaba feliz de ver su hogar de nuevo y la bruja estaba encantada de haberlo acompañado. Había encontrado un amigo leal y generoso. Le prometió al pájaro magico que volvería cada vez que le necesitara.
La bruja regresó al bosque agradecida y pensaba en su viaje con el pájaro mágico, se dio cuenta de que nunca había estado sola en el bosque y que siempre había ayudantes en su camino, incluso si estos no son gente que ella conoce. Era un recordatorio maravilloso de que todos necesitamos ayuda a lo largo de la vida, y que la ayuda a menudo llega cuando menos la esperamos.
Desde aquel día, la bruja y el pájaro mágico se convirtieron en compañeros inseparables. Viajaron juntos por todo el mundo, compartiendo aventuras y ayudando a quienes lo necesitaban. Para la bruja, la vida nunca fue lo mismo sin él y siempre recordará aquel mágico vuelo con su amigo del alma.