La bruja y el portal mágico. Érase una vez en un mundo mágico, en un reino lejano y desconocido por la mayoría de seres humanos, residía una bruja poderosa que había sido temida por muchas generaciones. Era famosa por la cantidad de hechizos y conjuros que había aprendido a lo largo de su vida, y por su habilidad para convertir objetos inanimados en criaturas vivas.
Sin embargo, aunque su poder era grande, estaba triste, pues su vida no estaba completa. Había buscado por años un objeto mágico que le permitiera viajar a otros mundos, pero todos sus intentos habían fallado. Hasta que un día, mientras se encontraba en una de sus expediciones, descubrió un portal que parecía haber sido olvidado por todos.
El portal era mágico, estaba en medio del bosque, rodeado de árboles que parecían tener vida propia y que observaban con atención a la bruja. Observando con detenimiento, la bruja se dio cuenta de que había encontrado su mayor anhelo. Este portal era la entrada a lo desconocido, a nuevos mundos mágicos que ella nunca había imaginado, y su mayor aventura.
No perdió tiempo, decidió atravesar el portal y experimentar nuevas sensaciones. Sin embargo, al llegar al otro lado se encontró con un mundo completamente diferente al que tenía en mente. Se dio cuenta enseguida que había cometido un error al no haber investigado antes sobre el lugar al que pretendía ir, ya que se encontraba atrapada en un mundo nada amigable.
La bruja tenía que encontrar la manera de regresar a su hogar, pero no sabía cómo. El portal era de una sola dirección y parecía estar sellado por hechizos muy poderosos. No podía volver por donde había venido, pero no quería quedarse en un mundo en el que no conocía su situación, ni las reglas.
Pasó días enteros esperando, observando toda el área para encontrar una solución para su complicada situación. Pero su suerte parecía no mejorar, por lo que decidió hacer uso de sus habilidades mágicas. Preparó una poción con su caldero y algunos ingredientes que encontró en el bosque, y comenzó a recitar un hechizo que al principio se veía inútil.
Pero para su sorpresa, el hechizo comenzó a hacer efecto y un camino surgió ante ella. Era un camino de un solo sentido, que la llevaba a lo desconocido. Era un camino que llevaba a otro mundo, y ella decidió tomarlo, pues no tenía nada que perder.
En el camino, se topó con un habitante del reino al que había llegado. Era un ser extraño, con una apariencia que la asustó al principio, pero luego de hablar con él, decidió confiar y ofrecer su ayuda. Le explicó que estaba atrapada en ese lugar, que quería volver a su hogar y que no sabía cómo hacerlo. El extraño le dijo que por casualidad conocía un hechizo que podría ayudarla.
Le introdujo en la región donde se encuentra un castillo controlado por el tirano de la región quien permitiría el acceso por un precio algo elevado. La bruja no podía permitirse pagar dicho precio, así que decidió ir hablando con la gente del lugar para ver si había alguna manera en la que pudieran ayudarla.
Finalmente, encontró a unas hadas que habían trabajado para el propietario del castillo y decidieron ayudarla. Prepararon una poción capaz de abrir el portal de regreso a su hogar. La bruja los agradeció mucho y después de tomar la poción, dentro de algunos minutos sintió una brisa en su piel y se encontró de vuelta en su hogar.
Con lágrimas en los ojos, abrazó con fuerza su escoba mágica y agradeció su suerte por haber encontrado un camino de regreso a casa. Sabía que había sido una gran aventura y que había aprendido muchas cosas que nunca olvidaría. Sabía que había encontrado un verdadero tesoro: la amistad y el apoyo de aquellos seres que la habían ayudado en su búsqueda.
De ahora en adelante, no volvería a menospreciar el poder de la amistad y la solidaridad. Su aventura le dejó no solo aprendizaje, sino también afectos que nunca imaginó en su corazón. Una aventura peligrosa que la llevo a ayuda mutua y un escenario increíble. En esto reside gran parte de la magia de existir en un mundo tan diverso como el que habitamos.
