La carrera de conejitos. Érase una vez en un hermoso prado, vivían algunos conejitos muy hiperactivos y divertidos. Estos pequeños animalitos, crecieron juntos y siempre habían sido muy unidos, debido a que pasaban sus días jugando juntos y persiguiéndose por todas partes.
Un día, mientras jugaban en su prado favorito, llegó un ratón muy simpático, quien les habló de una carrera que se realizaría en el bosque cercano. Una carrera en la que participarían conejitos de todas partes y habría un montón de premios y trofeos para el ganador.
Los conejitos quedaron encantados con la idea y sin dudarlo decidieron inscribirse en la carrera que se celebraría en tres semanas.
Los conejitos empezaron a entrenarse a diario, se levantaban temprano por la mañana y saltaban por todo el prado, corrían y hacían carreras entre ellos para estar en forma y preparados para la carrera.
Cada conejito tenía su corazón puesto en ganar la carrera, así que empezaron a pensar en diferentes estrategias para lograrlo.
El conejito Blanco pensó que era el más rápido y que podía ganar solo con correr más rápido, pues se sentía seguro en su velocidad.
El conejito Café decidió que saltaría muy alto, para encontrarse con las ramas de los árboles y así tener una mejor ventaja. Finalmente, conejita Carmela, pensaba que la clave para ganar la carrera era la resistencia.
Los días pasaron y se acercó la carrera. El día de la carrera, los conejitos salieron temprano para llegar a tiempo a la línea de partida. Todas las conejas estaban muy emocionadas con sus vestidos coloridos y la decoración de flores que les había puesto el ratón. Los conejos también se veían hermosos y elegantes, usando pajaritas y pañuelos para la ocasión.
Cuando llegaron al bosque, encontraron una gran multitud de animales de todas partes del mundo. Estaba el faisán, el zorro, el topo, la ardilla, entre muchos otros animales, cada uno dispuesto a ganar como ellos.
La carrera empezó con la voz del búho, quien hizo el conteo regresivo y levantó la bandera indicando que la carrera había iniciado.
Blanco salió corriendo a toda velocidad, superando a la mayoría de los corredores, sin embargo, se cansó y se detuvo después de un rato. Café saltó muy alto, pero se cayó de una rama, perdiendo tiempo valioso. Carmela estaba avanzando a buen ritmo, su resistencia estaba funcionando, pero se distrajo con las flores del camino y se detuvo a olfatearlas, perdiendo terreno.
Este escenario no era bueno, los conejitos iban en tercer, cuarto y octavo lugar. Pero, la coneja Palmi, que era la más pequeña y menos pensada en la carrera, empezó a correr y cuando los demás la vieron, comenzaron a seguirle y así la carreo hasta el final.
Finalmente, cuando llegaron a la meta, una gran multitud los esperaba con mucho entusiasmo y estaban muy emocionados porque Palmi fue la que ganó la carrera.
Los conejitos estaban sorprendidos por el resultado, pero estaban muy felices por su amiga Palmi. Le dieron fuertes abrazos y le dijeron que ella era la más rápida y resistente de todos ellos. Y cada uno de los conejitos, independientemente de la posición que ocuparon en la carrera, estaban orgullosos y felices de haber participado en ella.
En conclusión, los conejitos descubrieron que la carrera no era solamente para ganar, sino también para compartir grandes momentos con amigos y celebrar la diversidad. Y ahora cada vez que recordaban aquella carrera, siempre tenían un gran sentimiento de alegría y felicidad en sus corazones.