La casa del bosque de la muerte. Érase una vez, en un pequeño pueblo rodeado de un espeso bosque, una leyenda que hablaba de una misteriosa casa en medio del bosque que era conocida como «La casa del bosque de la muerte». Cada persona que había intentado adentrarse en él, nunca volvía a salir y nadie sabía realmente qué sucedía allí. La gente del pueblo evitaba el bosque siempre que podía y contaban la historia de la casa del bosque de la muerte a sus hijos para que nunca se adentraran en él.
Nuestro protagonista es un pequeño niño llamado Pedro que vivía en el pueblo. Pedro era muy inquieto y aventurero, siempre buscando un nuevo desafío. Pero, a pesar de que su corazón le decía que debía explorar el bosque y encontrar la casa del bosque de la muerte, su mente le advertía del peligro que podía traer adentrarse en ese misterioso lugar.
Un día, Pedro decidió salir a explorar el bosque. Hasta ahora, había explorado cada rincón del bosque excepto por la casa del bosque de la muerte. Cuando sus padres le preguntaron a dónde iba, él respondió que iba a buscar mariposas para su colección y rápidamente se adentró en el bosque.
Pedro estaba emocionado y aterrorizado al mismo tiempo. Se internó en el bosque cada vez más profundo, esquivando ramas y escondiendo su respiración para poder escuchar cualquier sonido extraño. Por un momento, sintió unas manos frías y húmedas en su nuca, pero cuando dio la vuelta, no había nadie a su alrededor. Continuó caminando, su corazón latiendo cada vez más rápido, mientras se acercaba a la casa del bosque de la muerte.
Finalmente, encontró la casa. Era enorme, vieja y estaba cubierta de telarañas. Las ventanas estaban cubiertas de polvo y el jardín estaba lleno de arbustos y maleza. Pedro, sintió un escalofrío recorrer su espalda.
Sin embargo, aunque Pedro estaba asustado, no estaba dispuesto a regresar a casa sin descubrir el misterio de la casa del bosque de la muerte. Dio unos pasos de pie a la entrada del jardín y observó detenidamente la casa. De repente, una ventana se abrió y Pedro se asustó muchísimo. Se quedó petrificado, incapaz de moverse.
De la ventana salió una figura alta, vestida de negro y con una larga capa en la espalda. Era un hombre extraño, de aspecto sombrío y ojos que parecían encendidos. Pedro no se movió, manteniendo la vista fija en el hombre, y el hombre hizo lo mismo con él.
«¿Qué haces aquí?», preguntó el hombre, con una voz profunda y fuerte.
Pedro, incapaz de responder de inmediato, finalmente dijo: «Estoy buscando mariposas para mi colección.»
El hombre no respondió, sino que simplemente se quedó quieto y lo miró fijamente. Por fin, el hombre habló: «No puedes estar en el jardín de esta casa sin autorización».
Pedro, sin saber qué hacer, empezó a retroceder lentamente, pero el hombre lo agarró del brazo.
«Espera, pequeño», dijo el hombre con una extraña sonrisa en su rostro. «No eres como los demás. Te concederé un deseo. Cuál es?»
Pedro no se esperaba esta respuesta. Se quedó mirando al hombre, preguntándose si debía confiar en él. Pero el hombre de negro insistió en su pregunta. Por fin Pedro, decidió asumir el riesgo y presentó su deseo.
«Quiero explorar cada rincón de esta casa sin resultar herido», explicó con seguridad.
El hombre lo dejó libre y determinó que si Pedro podía cumplir con los deseos que le pidiera, le permitiría abandonar la casa indemne.
La casa era mucho más espaciosa por dentro de lo que parecía, con pasillos interminables y salas con muebles antiguos. Parecía un verdadero laberinto. Pedro observaba emocionado y aterrorizado todo lo que había dentro de la casa, sin embargo, el hombre de la capa oscura le parecía menos aterrador ahora.
Después de unas horas de explorar, Pedro regresó donde el hombre y le pidió ser liberado. El hombre dijo que su deseo había sido concedido y Pedro pudo regresar a casa sin un rasguño.
Cuando Pedro regresó a casa, estaba tan emocionado que no podía mantener su secreto. Les dijo todo lo que había encontrado y sobre el hombre de la capa oscura que tan amablemente lo había dejado explorar.
Los padres de Pedro no podían creer lo que habían oído. Había sido la primera persona en regresar de las profundidades del bosque cerca de la Casa del Bosque de la Muerte. Nunca se permitió a nadie explorar esa casa maldita y regresar de ella. La gente del pueblo comenzó a llamar a Pedro un héroe y una leyenda viva.
A partir de ese momento, Pedro hizo un pacto con el hombre y ambos se convirtieron en amigos. Cada vez que Pedro tenía algún deseo, él lo cumplía. A medida que pasaba el tiempo, los padres de Pedro lo dejaban salir solo al bosque sabiendo que tenía un amigo protector que lo cuidaba.
Y así, Pedro se convirtió en el niño más valiente de todo el pueblo y la leyenda de la Casa del Bosque de la Muerte se convirtió en otra cosa más, una leyenda feliz. Desde entonces, todos los niños corrieron al bosque en busca de su propia hazaña. Aprendieron que aunque algunos peligros pueden acechar en cada esquina, siempre podrían estar a salvo si tenían el poder de la amistad de su lado.
