La casa del bosque de las almas en pena. Érase una vez, en un bosque encantado, se encontraba una casa abandonada. Los lugareños decían que las almas en pena habitaban allí, pero nadie se atrevía a entrar. Los árboles eran gigantes y de hojas verdes que, en ocasiones, ocultaban la casa.
Un día, un grupo de amigos caminaba por el bosque y, por casualidad, se encontraron frente a la casa. Todos se quedaron quietos, y de repente, el viento comenzó a soplar con fuerza, moviendo las ramas de los árboles y haciendo que el aire pareciera espeso y pesado. Un murmullo se escuchó a lo lejos, parecía ser la risa de un niño, pero al mismo tiempo inquietaba a los pequeños.
Uno de los amigos, Valentina, decidió adentrarse en la casa del bosque, pero al hacerlo, las almas en pena comenzaron a manifestarse con ruidos extraños. El viento ahora soplaba con más fuerza y los cristales parecían vibrar. Valentina se asustó y quiso salir corriendo, pero las puertas se cerraron y quedó atrapada en la casa.
Los otros amigos trataron de ayudarla, pero no pudieron abrir las puertas. De pronto, la casa comenzó a moverse y a levantarse del suelo lentamente. Sus amigos corrieron detrás, pero era inútil, la casa estaba volando.
De repente, una niña apareció en el cielo, ofreciendo ayuda para liberar a Valentina y llevarlos a todos a un lugar seguro. La niña dijo ser la única habitante de la casa del bosque y que había llegado del cielo para ayudar.
Los amigos siguieron a la niña por el bosque, diciendo adiós a las almas en pena que todavía intentaban salir de la casa. Llegaron a un claro en el bosque, donde la niña construyó una casa de cristal, ofreciendo refugio y protección.
Esa noche, cenaron bajo una hermosa luna llena que parecía iluminar todo el bosque. La niña del cielo les contó historias sorprendentes e increíbles. Les habló sobre el bosque y las criaturas mágicas que allí habitaban.
Después de pasar la noche en la casa de cristal, los amigos despertaron y se dieron cuenta de que la casa del bosque habían desaparecido. Se hicieron amigos para siempre y siempre les recordaron la aventura inolvidable que vivieron.
De vez en cuando, se encontraban en el bosque y la niña del cielo aparecía para contarles nuevas historias. El bosque siempre quedó en su memoria como un disfrute y una diversión única. A partir de ese día se sintifaron más unidos y capaces de superar sus miedos.
Desde aquel día y todos los años que siguieron, todos trataron de visitar el bosque donde alguna vez se había encontrado la casa del bosque de las Almas en Pena. Todos deseaban que las almas de la casa estuvieran ya en paz y algunos todavía pensaban que si escuchaban con atención podrían escuchar la risa de un niño, que no estaba allí pero su alma rebelde perduraba en aquel lugar encantado.