La casa del bosque de las criaturas de la noche. Érase una vez, en un bosque muy oscuro y frondoso, habitaban muchas criaturas de la noche. Allí vivían los búhos, los murciélagos, las arañas y los zorros. Todos ellos eran amigos y se querían muchísimo.
Sin embargo, a pesar de la gran amistad que les unía, una noche un conflicto surgió entre ellos. Los zorros no estaban contentos con su hogar, deseaban un lugar más grande y cálido para pasar el invierno.
Los búhos y los murciélagos, que eran sabios, intentaron encontrar una solución para evitar que la amistad entre ellos se viera afectada. Así que convocaron una reunión con todos los habitantes del bosque para buscar una solución al problema.
En la reunión, propusieron construir una casa más grande para que todos pudieran vivir juntos y así evitar que los zorros tuvieran que buscar otro hogar. Todos estuvieron de acuerdo, pero había un inconveniente: no sabían cómo construir una casa.
Entonces, los búhos y los murciélagos ofrecieron su ayuda. Ellos sabían cómo construir una casa de madera, así que se pusieron manos a la obra. Los demás habitantes del bosque les ayudaron a recolectar los materiales necesarios.
Un día después, la casa estaba lista. Era grande, hermosa y muy cálida. Los zorros, agradecidos por el esfuerzo de sus amigos, se mudaron inmediatamente y no podían estar más felices.
Desde entonces, los habitantes del bosque vivieron todos juntos en la casa de la criaturas de la noche. Fue una gran lección para todos, ya que aprendieron que la amistad es lo más importante y que, juntos, siempre se puede encontrar solución a cualquier problema.
Los días pasaron y la casa se había llenado de vida. Las arañas tejían sus telarañas en la esquina de la sala, los murciélagos colgaban de los techos, los búhos seguían siendo sabios e inquietos y los zorros se tumbaron alrededor de la hoguera para relajarse y disfrutar del calor que ésta les proporcionaba.
Un día, sin embargo, un extraño visitante llegó al bosque. Era un oso muy malhumorado que durante días había caminado sin rumbo fijo. Finalmente, encontró la casa de las criaturas de la noche y decidió quedarse allí.
Los habitantes del bosque sabían lo peligroso que podía ser un oso para ellos, así que se acercaron con cautela, pero el oso les sorprendió: no parecía ser agresivo. En realidad, solo estaba triste y solitario.
Los habitantes del bosque decidieron darle la bienvenida al nuevo amigo y, poco a poco, el oso comenzó a integrarse. Compartieron sus comidas, sus historias y todas sus experiencias vividas. El oso comenzó a cambiar su forma de ser, ahora era más amable y simpático.
La casa de las criaturas de la noche se había convertido en un hogar acogedor y lleno de felicidad. Todos los habitantes del bosque vivían en un ambiente de paz y armonía. El zorro, la araña, el búho, el murciélago y el oso se habían convertido en verdaderos amigos.
Así, cada noche se reunían alrededor de la hoguera, recordando cómo la casa de las criaturas de la noche había cambiado sus vidas para siempre. Agradecidos, se abrazaban y prometían que nunca dejarían de ser amigos.
Y así fue, la casa de las criaturas de la noche se convirtió en un hogar eterno para todas las criaturas del bosque. Los habitantes del bosque habían aprendido la importancia de trabajar en equipo, la amistad y la convivencia pacífica. Y siempre recordarán que la amistad y la cooperación son las mejores herramientas para enfrentar cualquier reto.