La casa del bosque de los horrores

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La casa del bosque de los horrores
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La casa del bosque de los horrores. Érase una vez, en el corazón del bosque, una casa misteriosa conocida como «La casa del bosque de los horrores». Nadie sabía quién vivía allí, pero se decía que era una bruja malvada. La gente temía acercarse a la casa y siempre la evitaba. Sin embargo, un grupo de amigos decidió investigar y descubrir quién vivía allí.

Había cinco amigos: Martina, Tomás, Pedro, Sofía y Ana. Siempre jugaban juntos en el bosque y eran amigos desde la infancia. Así que decidieron que era hora de enfrentarse a su miedo y encontrar la casa del bosque de los horrores.

Antes de partir, se abastecieron con provisiones y equipamiento para la aventura. Se aseguraron de llevar linterna, comida, agua, y todo lo necesario para pasar la noche en caso de que tuvieran que pasarla. Con valentía y determinación, se dirigieron hacia el bosque más espeso.

El bosque parecía cada vez más misterioso y oscuro a medida que avanzan. Los árboles estaban muy juntos entre sí y las ramas se entrelazaban. Las hojas crujían debajo de sus pies y el viento soplaba fuerte en sus rostros. Todos se mantuvieron unidos y continuaron su camino.

Finalmente llegaron a la casa del bosque de los horrores. La casa estaba hecha de madera y tenía un techo inclinado. Parecía una casa normal, sin embargo, las ventanas estaban oscuras y viejas. La puerta estaba cerrada y cubierta de hiedra.

Martina, la más valiente de los amigos, abrió la puerta con una patada y entraron en la casa. En el interior, encontraron una mesa desgastada, algunas sillas y un piano viejo. Había una caldera en el fuego y una escoba vieja en la esquina.

De repente, un gato negro saltó sobre el piano y comenzó a maullar.

-¡Miau! -gritó Tomás con susto- Ten mucho cuidado, es un gato negro. Eso significa mala suerte.

-No tengas miedo -dijo Ana, acariciando al gato- Solo es un gato amistoso.

Entonces, oyeron un crujido en la escalera. Abajo, afuera, la tormenta comenzó a rugir y tronar, el viento soplaba con mucha fuerza. Los amigos se abrazaron entre sí y subieron las escaleras.

Arriba, encontraron una habitación oscura con una cama hecha de paja.

-¡Esta es la cama de la bruja! -exclamó Pedro con asombro.

Todos estaban muy asustados, pero igualmente intrigados por lo que encontrarían. La lluvia intensa y el trueno retumbante afuera agregaban más tensión aún. A pesar del miedo, lo exploraron todo con curiosidad.

La lluvia empezó a desvanecerse, y de repente, una figura oscura irrumpió en la habitación. La bruja estaba allí. Tenía una nariz grande y ganchuda, ojos grandes y verdes, y su cabello cubría su espalda como una cascada.

Los amigos estaban temblando, esperando lo peor, pero la bruja les sorprendió:

-¡Bienvenidos! -exclamó con una gran sonrisa- Soy la Bruja Buenona.

Los amigos se sorprendieron al escuchar que la bruja era buena. Resultó ser que la bruja siempre había querido unirse a la comunidad del pueblo, pero la gente siempre tenía miedo de ella por su aspecto.

Así que, los amigos y la bruja conversaron sobre la importancia de no juzgar a las personas por su apariencia. Aprendieron que la amistad y la aceptación son las mejores formas de superar el miedo.

De regreso a casa, los amigos se dieron cuenta de que habían aprendido mucho. Habían perdido su miedo a la casa del bosque de los horrores y ahora estaban más seguros de sí mismos. De hecho, llegaron a visitar a la bruja Buenona varias veces, quien les dio consejos y les prestó ayuda en situaciones difíciles.

Lejos de ser una casa de horrores, descubrieron que «la casa del bosque de los horrores» era en realidad una casa de amistad y aprendizaje.

Desde entonces, Ana, Martina, Tomás, Pedro y Sofía dejaron de tener miedo sin fundamento y esto les llevó a tener experiencias increíbles. Y la bruja Buenona también aprendió en esa ocasión que, aunque el mundo no siempre la comprenda, nunca se debe perder la esperanza.

Y la casa del bosque de los horrores se convirtió entonces en un hogar para aquellos que buscaban comprensión y amistad, símbolo de un momento importante para aquellos que en algún momento aprendieron a amar lo diferente.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La casa del bosque de los horrores
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