La casa del bosque de los muertos vivientes

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La casa del bosque de los muertos vivientes
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La casa del bosque de los muertos vivientes. Érase una vez, en un bosque muy lejano, una casa un tanto peculiar. Esta casa estaba rodeada de árboles altos y tupidos, y alrededor de ella se podía sentir una extraña energía. Muchos cuentos se contaban sobre aquella casa, pero lo cierto era que nadie había logrado entrar en ella, ni siquiera los animales del bosque se acercaban demasiado.

Un día, un grupo de amigos decidieron explorar el bosque. Eran niños y niñas curiosos que querían saber más sobre la misteriosa casa que había en aquel lugar. Así que, armados con mucha valentía, se adentraron en el bosque.

Mientras caminaban, el silencio del bosque se volvía cada vez más profundo y escalofriante. Los árboles parecían crecer más y más y los sonidos del viento hacían que las hojas crujieran como si quisieran contar un secreto.

De repente, la casa de la que habían oído hablar se alzó ante ellos. Era una casa alta, de aspecto antiguo, con una puerta enorme y ventanas sombrías. Los niños y niñas se quedaron mirando la casa fascinados, preguntándose qué secretos guardaba en su interior.

Mientras se acercaban, comenzaron a sentir una extraña sensación. Sus pies se hundían en la tierra y el aire se volvía espeso. Algunos se asustaron y pensaron en dar marcha atrás, pero el más valiente del grupo decidió que no podían irse sin saber qué había dentro de la casa. Así que, juntos, se adentraron en la entrada y empujaron la puerta.

Era un lugar extraño, con largos pasillos que parecían no tener fin y habitaciones que parecían haber sido abandonadas desde hace siglos. De repente, escucharon un ruido extraño, como el de alguien que caminaba en la distancia.

Los niños y niñas se miraron preocupados, pero no perdieron la valentía. Decidieron seguir adelante, guiados por su curiosidad. Avanzaron un poco más y llegaron a lo que parecía un laboratorio abandonado. Pero en ese momento, la habitación se iluminó con una luz verde y escucharon risas y murmullos detrás de la puerta.

Los niños y niñas se acercaron con cautela, y cuando abrieron la puerta, vieron algo que jamás habrían imaginado. En la habitación había varias personas, pero no eran personas normales. Eran en realidad, muertos vivientes y de inmediato los niños y niñas comprendieron el riesgo de estar allí.

Los muertos vivientes se asustaron al ver a los niños y niñas, pero ellos les explicaron que solo habían venido a explorar la casa y que no querían hacerles daño. Entonces, los muertos vivientes les preguntaron si podrían ayudarles en algo y los jóvenes amigos explicaron que buscaban la salida de la casa.

Fue entonces cuando uno de ellos se ofreció como guía. Era un muerto viviente amable y divertido, que los llevó de la mano por los largos pasillos hasta la puerta de salida.

Los niños y niñas abandonaron la casa con la sensación de que habían vivido una aventura increíble y una aventura que siempre recordarían. A partir de ese día, jamás hablaron de la casa de los muertos vivientes en el bosque, pero recordaban siempre la amabilidad de aquellos que habían conocido dentro, incluso aunque pudieran parecer un poco diferentes.

Y así, aquellos jóvenes amigos seguirían explorando el bosque por muchos años después, pero jamás volverían a encontrar a los muertos vivientes. Pero siempre se quedaron con la sensación de que aquel extraño lugar, esa casa de los muertos vivientes, era un lugar muy especial.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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