La casa del cementerio de la condenación

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La casa del cementerio de la condenación
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La casa del cementerio de la condenación. Érase una vez una casa muy antigua ubicada en el borde del cementerio más grande de la ciudad. Esta casa era conocida como «La casa del cementerio de la condenación» y se decía que estaba encantada. Sin embargo, los niños curiosos de la ciudad no pudieron resistir la tentación de explorar la casa y descubrir si los rumores eran verdaderos.

Un día, un grupo de amigos decidió aventurarse dentro de la casa misteriosa. La mayoría de ellos no querían entrar, pero los amigos más aventureros entre ellos los persuadieron de que entrar sería divertido. Aunque la casa no tenía pinta de nada especial desde el exterior, en su interior había una serie de misterios y monstruos que acechaban en cada rincón. Los chicos se abrieron paso lentamente, uno por uno, por las desintegradas puertas y ventanas cerradas.

Al principio, todo parecía estar en silencio absoluto. Los niños se sentían desorientados y aterrorizados por lo que pudieran encontrar allí dentro. Sin embargo, poco a poco empezaron a hacerse con la idea de la misteriosa casa.

De repente, escucharon un sonido espeluznante: un ruido de arrastre resonó en la casa, seguido de una fuerte respiración. Los chicos miraron hacia la oscuridad y vieron a una criatura horrible que parecía un monstruo mitad hombre y mitad murciélago. La criatura los miró fijamente, sus ojos rojos relucían en la oscuridad.

Los chicos intentaron escapar, pero la puerta se cerró tras ellos bloqueando su salida. Aterrorizados, se quedaron atrapados dentro de la casa encantada. No había nadie allí para ayudarles.

Mientras tanto, la noche llegó rápidamente y la casa se llenó de oscuros y terribles murmullos. Los niños se dieron cuenta de que no podían escapar del horror de la casa del cementerio de la condenación. Así, decidieron explorar la casa en busca de respuestas.

Después de un rato, encontraron una gran sala circular. En el centro de la sala había una mesa de madera con un libro antiguo y un collar con una misteriosa piedra negra. Los niños se acercaron a la mesa y comenzaron a examinar los objetos. De repente, escucharon pasos hacia la puerta. Preocupados, escondieron los objetos bajo su ropa.

Entonces, la puerta se abrió repentinamente y una figura sombría, vestida de negro los miró desde la entrada. Era una mujer hermosa, pero con un toque siniestro. En su mano, llevaba un candelabro con una llama que iluminaba el rostro de los niños.

La mujer les preguntó qué estaban haciendo allí y los chicos, avergonzados y asustados, no pudieron responder. Ella les indicó una sala donde podrían descansar y les ofreció comida y bebida. Mientras los niños cenaban, la mujer prendió fuego al libro y al collar y sintieron algo extraño: unos escalofríos recorrieron su piel.

De repente, la mujer confesó que ella era una bruja que había sido encerrada en la casa hacía cientos de años. Explicó que el libro y el collar eran objetos que habían sido malditos por su familia. La Bruja les dijo que no habría forma de escapar de la casa a menos que pudieran encontrar la forma de deshacer los hechizos que los mantenían encerrados.

Los niños, compadecidos de la bruja, decidieron hacer lo posible para ayudarla. Buscaron y buscaron junto con su anfitriona, y al final lograron encontrar el objeto maldito que abría la puerta de la casa.

La bruja liberada agradeció a los niños que le salvaran de la casa y les dio un consejo. «Nunca entres a la casa del cementerio de la condenación, es un lugar peligroso». Los niños prometieron nunca volver y se fueron felices a sus hogares sintiendo una gran satisfacción.

De repente, los chicos se detuvieron y miraron a la casa. La bruja ya había desaparecido sin dejar rastro y el cementerio estaba tranquilo en la oscuridad de la noche. Los niños se volvieron y vieron la casa del cementerio de la condenación iluminada por una extraña luz brillante. La puerta ahora estaba abierta y parecía estar invitando a los niños una vez más. Los chicos miraron fijamente sin saber qué hacer.

Y así, por la noche, la casa siguió siendo un misterio para todos aquellos que se atrevían a explorarla. Sabían que una vez que entras, nunca sabes lo que te encontrarás dentro. Pero aún así, la casa del cementerio de la condenación seguía siendo un recordatorio de que algunos secretos deben permanecer en la oscuridad, un lugar donde sólo se atreven a entrar los más valientes.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La casa del cementerio de la condenación
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