La casa del cementerio de los espíritus oscuros

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La casa del cementerio de los espíritus oscuros
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La casa del cementerio de los espíritus oscuros. Érase una vez una casa muy antigua en el bosque, conocida como «La Casa del cementerio de los espíritus oscuros». Se decía que esta casa estaba encantada y que todo aquel que se acercara a ella sería víctima de los espíritus oscuros que allí habitaban.

Un día, una niña llamada Ana se encontraba caminando por el bosque y se topó con la famosa casa del cementerio. Era una construcción muy antigua, en mal estado y desde lejos Ana pudo sentir la oscuridad que emanaba de ella. Sin embargo, ella decidió acercarse.

Al llegar a la entrada, la puerta se abrió sola, y Ana se adentró en la casa. Al principio, todo parecía normal: una sala oscura, llena de polvo y telarañas. Pero a medida que iba explorando, Ana comenzó a sentir una presencia extraña que la seguía.

De repente, la iluminación se volvió aún más oscura, y Ana se encontró atrapada en el medio de una habitación llena de objetos extraños y oscuros. En el centro de la habitación había una lámpara antigua que estaba encendida, y alrededor de ella estaban los habitantes de la casa: un grupo de espíritus oscuros que la miraban fijamente.

El líder de los espíritus se acercó a Ana y le dijo: «¿Qué haces aquí, niña? ¿No sabes que esta casa está encantada y que no deberías estar aquí?».

Ana sintió miedo, pero recordó un consejo que su madre le dio alguna vez: «No tengas miedo de hablar con los espíritus, ellos pueden ser tus amigos si los tratas con respeto». Así que Ana intentó hablar con el líder de los espíritus.

«Lo siento, señor. No sabía que no podía estar aquí. Me perdí en el bosque y solo estaba buscando un camino de vuelta a casa», dijo Ana intentando sonar amistosa.

«Entiendo. Pero no puedo dejar que te vayas ahora, ya que has visto a nuestros miembros. Los espíritus oscuros son muy reservados y solo permiten a aquellos que buscan ayuda», dijo el líder de los espíritus.

Ana no sabía lo que querían decir los espíritus. Pero pensó que si jugaba bien sus cartas, podrían ayudarla. Así que comenzó a explicarles su situación: había perdido el camino a casa y no sabía cómo regresar.

Los espíritus comenzaron a discutir entre ellos, y luego, el líder se acercó a Ana y dijo: «Vamos a ayudarte, niña. Pero recuerda, si alguna vez necesitas de nosotros, solo tienes que venir aquí, y nosotros vendremos a ayudarte».

Los espíritus oscuros se pusieron en marcha y comenzaron a guiar a Ana a través del bosque. La pequeña huella que había perdido, la guiaron los espíritus hasta su casa. Ana estaba muy agradecida y prometió que siempre los trataría con respeto y nunca les volvería a preocupar sin una buena razón.

Desde aquel día, Ana visitaba a los espíritus oscuros en la Casa del cementerio de los espíritus oscuros para charlar y agradecerles por su amable ayuda. Aprendió que los espíritus no eran tan intimidantes como parecían y que solo necesitaban ser tratados con respeto.

Así, la Casa del Cementerio de los Espíritus Oscuros dejó de ser un lugar de temor para Ana. En cambio, se convirtió en una casa de buenos amigos, y pronto, muchos otros niños y niñas comenzaron a visitar la casa para tener la oportunidad de hablar con los espíritus oscuros que allí habitaban.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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