La casa del laberinto de la agonía eterna

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La casa del laberinto de la agonía eterna
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La casa del laberinto de la agonía eterna. Érase una vez, en un bosque mágico, una casa muy extraña. Era una casa grande, con muchas puertas y ventanas, pero lo más extraño de todo era su jardín, que estaba lleno de laberintos. Había laberintos de césped, de setos y de flores, pero el más sorprendente era el laberinto de la agonía eterna.

Este laberinto era mágico, y dicen que quien entraba nunca salía. Muchas personas habían intentado entrar, pero cuando se perdían en el laberinto, perdían también su fuerza y su ánimo, y acababan convirtiéndose en estatuas de piedra. Por eso, todos los habitantes del bosque le temían a la casa del laberinto, y nadie se acercaba a ella.

Pero un día, una niña llamada Ana, de diez años, decidió explorar el bosque y encontró la casa del laberinto. Ana era una niña valiente y curiosa, y no le tenía miedo a nada. Era una de las pocas personas que no creían en las leyendas del bosque, y estaba decidida a entrar en el laberinto de la agonía eterna.

Así fue como Ana empezó a recorrer el laberinto. Al principio, todo parecía fácil, pero después de algunos minutos, las cosas empezaron a ponerse extrañas. Los pasillos se estrechaban, las flores cambiantes cambiaban de forma y las paredes parecían moverse. Ana se confundió, se perdió y se frustró.

Pero entonces, una pequeña flor en el suelo le habló. La flor le dijo que había que seguir adelante, que las pruebas que estaba pasando eran para salir más fuerte. Le dijo que si abandonaba la lucha no conseguiría salir del laberinto y que debía tener paciencia.

Ana, después de eso, se sintió inspirada y decidió seguir adelante. Y después de varios pasillos más, encontró algo sorprendente: una pequeña casa de cristal, con un jardín lleno de flores de colores brillantes.

Ana se acercó a la casa y vio que en el interior había varios habitantes del bosque, luchando contra un ser malvado. Era el espíritu oscuro que había creado el laberinto, alimentándose de la energía de aquellos que se perdían en él. Pero Ana no temió, enfrentó al ser malvado y lo derrotó con la fuerza de su coraje.

Y así, Ana se convirtió en la primera persona que había conseguido salir del laberinto de la agonía eterna. Pero no sólo eso, sino que también había devuelto la luz y la paz al bosque. Y después de eso, todos los habitantes del bosque no temieron más a la casa del laberinto.

Desde entonces, la casa fue conocida como la Casa de la Sabiduría y el Laberinto como Laberinto de la Sabiduría, un lugar donde la valentía y la paciencia son importantes. Ana se convirtió en una heroína para los habitantes del bosque, y aunque nunca olvidaría la experiencia, decidió que debían aprender que de las cosas más difíciles y aterradoras pueden salir experiencias muy positivas, enseñando que la perseverancia y el coraje son recompensados.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La casa del laberinto de la agonía eterna
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